La Doctrina Imposible

En los tiempos que corren y, con el “conflicto” aun vivo, llama la atención la cantidad de “altavoces” en los medios de comunicación colombianos, ya no hablemos del Congreso de la República a favor de un sometimiento del pueblo colombiano a la que podría traducirse en la injusticia más grave en nuestros 203 años de independencia. Que el grupo terrorista de las FARC pase “gratis” al poder en tiempos de la Corte Penal Internacional no tiene precedentes en la historia de la misma Corte.

Nos vienen adoctrinando en el sentido de que, si no se firma la paz con una dosis de impunidad (llámese sacrificio de la justicia) Colombia no tendrá otra oportunidad de hacerlo. Es decir, los colombianos somos violentos por naturaleza y este es el último tren que podemos tomar para así lavar nuestras culpas. El problema no es que el tren sea el último, el problema es que lleva dentro de él. Veamos que lleva: 1) la impunidad rampante para quienes por décadas han maltratado, asesinado y secuestrado a colombianos y extranjeros, 2) la defensa de lo imposible, es decir, pretender hacernos creer que debemos los inocentes pagar un precio para que dejen de violar nuestros derechos o de lo contrario este “conflicto” no se acaba, 3) la idea generalizada que se viene plasmando en los medios de comunicación de que, si no nos gobierna la izquierda este país no será viable, pues todos los gobiernos anteriores a lo largo de dos siglos han sido inoperantes.

Detengámonos en el último punto, se ha vuelto pan de cada día que cuando usted se levanta y enciende su radio, en cualquiera de las emisoras de las grandes cadenas nacionales tendrá un discurso alusivo a los parabienes que nos traerá un gobierno de izquierda, con las FARC haciendo parte de él. Estos altavoces de la izquierda radical (defensores del bienestar que nos ofrece las FARC) han descubierto, sin mucho esfuerzo que, esta es la oportunidad de que el país “cambie” para bien, por supuesto. Han visto en el “proceso de paz” el trampolín para que Colombia adopte la doctrina marxista que la puede sacar del caos que vive, producido este por las mismas fuerzas que ellos defienden.

La radio, la televisión y medios escritos –principalmente- se han convertido en voceros de la izquierda radical colombiana, constantemente se escucha y se observa como defienden a ultranza, como fieras, el “derecho” de las FARC a hacer política, el “derecho” de Colombia a ser mejor país, mejor sociedad y, claro está, eso solo lo lograremos cuando nos gobiernen los hijos de Marx. Lo interesante de esto es que esos medios de comunicación de las grandes cadenas nacionales han entrado en un default, sí, queda demostrado en toda clase de encuestas, incluso en aquellas encuestadoras gobiernistas que ya no pueden ocultarle a la sociedad colombiana ese hecho.

La ultima Gallup –la única creíble, y eso porque es norteamericana- nos informa que 1 de cada 3 colombianos no cree en los medios de comunicación, ese apenas lógico, los colombianos estamos cansados, fastidiados de que nos pretendan convencer que lo mejor es un gobierno de la izquierda radical. El cansancio de escuchar a las Vickys, los Jorge Alfredos, las Dianas, las Cecilias, las Maria Jimenas, Hector Riveros y demás áulicos de este gobierno no tiene comparación o, tal vez si, con el fastidio de tener que escuchar a los terroristas de las FARC todos los días leyendo barbaridades en los micrófonos de La Habana, insistiendo todos los anteriores en las bondades que nos ofrece las FARC. Nos están perdonando la vida, ¿Por qué queremos más? Sin duda no los comprendemos, nos están ofreciendo el paraíso y nosotros pedimos justicia, que malos somos.

La doctrina de la izquierda radical, entre otras cosas nos culpa a los inocentes de no querer la paz, quienes nunca hemos asesinado, secuestrado, extorsionado somos al final del día los culpables del “conflicto”. La doctrina imposible, no es otra que pretender vendernos la falsedad de que de un grupo terrorista depende la paz de Colombia, de que solo la izquierda puede darnos la paz, de que Timochenko, Iván Marques y demás terroristas tienen la llave de la paz que dice tener Santos, cuando ni él mismo la tiene.

La paz está en cada colombiano que se levanta todos los días a trabajar, a educar a los otros, a atender los clientes del banco, de la cafetería, del restaurante, en el policía que nos cuida en las calles, en el soldado que vigila nuestras carreteras y selvas, en el que se levanta a defender con su oficio -cualquiera que sea este- la democracia colombiana, la paz no está ni ha estado jamás en ningún conflicto del mundo en manos de quienes lo han provocado. La llave es nuestra, no del gobierno, ni mucho menos de los terroristas. La paz no es exclusiva de la izquierda como nos pretenden hacer creer, como falsamente lo afirmo en una entrevista hace algunos años Shlomo Ben Ami a un medio francés “la paz entre israelíes y palestinos solo la puede conseguir el partido laborista” mintió entonces el señor Ben Ami como mienten hoy desde Santos hasta el último altavoz de las FARC en los medios de comunicación colombianos.

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