Yo también fui conservadora

En tiempos del Gran Álvaro Gómez Hurtado siendo una niña yo me inicie como conservadora. Aprendí de sus discursos que era la ética, el valor que significaba tenerla y lo grave de no acatarla, sin duda un líder por el cual nunca pude votar –queriendo hacerlo- pues la edad no me lo permitía. Sin embargo, siendo coherente con mi pensamiento conservador, en 1998 vote por la paz, si, por aquel proceso del Caguán que desangro a mi país, que nos destrozo a todos y por poco consigue destrozar la patria. Ante el despojo y secuestro que sufrimos todos en aquel desafortunado periodo de nuestra historia reciente dije, NO MÁS.

Ese NO MAS, no significo otra cosa que abandonar las todas azules que me enseñaron lo que es la política y su significado, la entrega del país al terrorismo fue una afrenta a todos los colombianos, diseñada, organizada y propiciada por el peor Presidente que tuvo Colombia en el siglo XX –se disputa ese terrible honor con el elegido por el Cartel de Cali- salido para mi infortunio del Partido Conservador, del partido de Álvaro Gómez Hurtado, aquel estadista que nunca fue, aquel que nos perdimos de disfrutar los colombianos por culpa de una generación odiosa que presumió de vengarse del gobierno de su padre.

Yo fui conservadora, porque aquellos valores y principios que defendían –hoy ya no- el que entonces fue mi Partido los tome como propios, la ética política conjugada con la libertad del individuo, el rechazo a la colectivización, la defensa de democracia y lucha contra el comunismo. Fueron esos los valores que aprendí y con los que desde niña me identifique. Hoy observo que ninguno de los anteriores hace parte del ideario Conservador, me refiero a los “conservadores” de la mermelada, aquellos que sin ningún pudor se vendieron a la idea de entregar nuevamente el país al terrorismo, a la permisividad de aceptar la inclusión del terror a la democracia echando por el suelo el legado de Gómez Hurtado de “cambiar el sistema” en pro de la Salvación Nacional, último objetivo político antes de su magnicidio.

Nací en democracia y por fortuna no he conocido otro sistema político en mi país –salvo la dictadura del terror de los violentos- pero esa democracia estuvo al borde del precipicio por culpa de un Conservador, hoy, como si en el pasado no hubiera sido suficiente nuestra democracia vuelve a estar amenazada y el Partido Conservador ya no como protagonista pero si como co-protagonista vuelve a estar presente. ¿Por qué cada vez que nos quieren arrebatar la democracia el Partido Conservador participa y dice aquí estoy yo? Se han empeñado en hacer parte de una empresa de terror político que pretende amenazar a los colombianos una y otra vez.

No hay que ser un experto en encuestas ni trabajar en ellas para concluir que a duras penas los conservadores pasaran el umbral. Colombia los va a castigar –con justa causa- por ponernos en riesgo nuevamente, convirtieron a Colombia en un Estado fallido y aun quieren mas, desde el Centro Democrático les digo a los cómplices del Señor de la mermelada: no se lo vamos a permitir. Lo digo desde el Centro Democrático porque a él pertenezco, por que como millones de colombianos, yo defiendo la democracia en que nací, porque repudio el terrorismo y exijo su sanción penal.

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