DRAMA LATINOAMERICANO

América Latina sigue siendo una incógnita a futuro, mirada con los síntomas del presente. No me gusta la terminología, pero puede servir para explicar lo que quiero decir. La situación de izquierdas y derechas, en el sentido tradicional, condiciona demasiado la situación.

En todos nuestros países existen dos izquierdas claramente definidas. Una moderna, democrática, abierta a la globalización y hasta partidaria de la libertad económica y del mercado. Ha sido capaz de dejar claros testimonios de su conducta en beneficio de los pocos países en los que ha gobernado. Pero junto a ella existe otra izquierda muy retrógrada, ideologizada en el sentido castro-comunista, que no evoluciona, a pesar de los cambios habidos y de la realidad mundial. Populista, retrógrada, autoritaria con tendencia al totalitarismo, anti “imperialista”, es decir, enemiga de Estados Unidos, extremista y errática. En todas las naciones existen estas dos izquierdas. A veces son gobierno, otras veces son oposición y no faltan las que mantienen actitud de subversión permanente al margen de la democracia formal.

También existe una derecha que identifica lo que no es izquierda. Más bien pareciera tratarse de un conservatismo latente en el alma de buena parte de nuestros pueblos que los empuja a un giro copernicano para superar las crisis recurrentes. En ocasiones los radicales enfrentamientos existentes contribuyen a agravar los problemas, más que a resolverlos o atenuarlos.

¿Qué hacer? No hay otro camino distinto a fortalecer los gobiernos y movimientos de izquierda moderada, de centro y de la centro-derecha. Recuerdo el proceso de la transición española luego de la muerte de Franco.  Estuve bastante cerca de la UCD, Unión de Centro Democrático y asistí como invitado a casi todo los Congresos Nacionales del Partido de Adolfo Suárez. Bajo la consigna “La democracia es el centro” lograron respaldo mayoritario en varias elecciones y promovieron los acuerdos de la Moncloa que garantizaron las transformaciones de un régimen a otro en paz y relativa normalidad. A los pocos años gobernó el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, con Felipe González a la cabeza  y la monarquía consolidada. Poco tiempo atrás parecía imposible, pero sucedió. La alternabilidad se consolidó para bien de ese país.

Dentro de todo esto, imposible olvidar la presencia de Washington frente a las batallas ideológicas que se libran. Están en juego la democracia y la libertad, pero también intervienen en las posiciones factores derivados del petróleo, el tráfico de armas, la subversión guerrillera, el terrorismo, el narcotráfico, el juego del Alba y otros factores que interesan a Estados Unidos. Faltan cosas por pasar.

oalvarezpaz@gmail.com

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