Presidente Santos, o Uribe Centro Democrático

Día de sol en Florencia, Caquetá después de tanta  lluvia, el cielo abierto, azul, pero azul  colombiano, con una tarde cargada de un  color rojizo sagrado y entreverado un verde que hace que el pensamiento Uribe Centro Democrático, tenga crecimiento exponencial en  nuestra geografía.

La fortaleza de la candidatura a la presidencia de la república en cabeza de uno de los tres precandidatos, creo debe recaer  en una figura carismática con gran respaldo político y social. Es cierto que la presunción de capacidad acompaña a los tres precandidatos,  y que al presentar su programa y llegue a ser elegido cualquiera de ellos, es el carisma aquel atributo misterioso, que le dará el tiquete hacia el poder a enfrentar grandes desafíos colectivos,   empezando a fluir una mejor vida desde la casa que está bastante desordenada, con carácter, sencillez, haciendo uso de esa originalidad para que puedan llegar los cambios que requiere el país y haya una buena gobernabilidad. Basta mirar de frente para saber si detrás de lo que se dice está la convicción,  sosteniendo que al pueblo hay que educarlo, únicamente con educación es que se combate la miseria y grandes poderíos.

Recordemos que  el pueblo vota principalmente por  ideas de las personas, por su programa, por eso es importante  que tenga contacto con la población, para que mediante la concertación se busque el equilibrio y dar cumplimiento a las  necesidades primordiales. El electorado vota por un conjunto de ingredientes que son las virtudes que enaltecen a los precandidatos Uribe Centro Democrático.

En cambio la izquierda narcoterrorista orienta, ordena y  paga   grandes cantidades para debilitar el avance de la Seguridad Democrática y, estoy seguro que le resulta tan bien este proceder, que se da el lujo de rebuznar en La Habana, mirando a sus personalísimas fidelidades con quienes mide las convicciones de los demás plenipotenciarios.

La clase dirigente del país, debería reflexionar sobre si ha podido cumplir aun  mínimamente las expectativas que sobre su quehacer se ha hecho el ciudadano ordinario, o si se considera merecedora del escarnio por mancillar la confianza colectiva, porque de lo que si podemos estar seguros es de que el Presidente Santos en  su empeño por manufacturar una identidad política y adquirir el “Nobel de Paz”, con códigos polvorientos de revolución cubana, ha pretendido sacar provecho de esa confusión, aliado con la izquierda, ya que el aparato de propaganda oficial es como una fábrica de  ornamentos simbólicos  de esa nueva “identidad nacional”, repleta de referencias asociada a una perversa narrativa histórica  para ofrecer un tiquete mesiánico hacia un futuro de reelección sin votos.

Precisamente, es ahí cuando la situación escapa a todo control obligando para lograr encubrir tan maniquea tramoya, los operadores políticos, usurpadores de oficio, disfrazan las realidades con cualquier excusa que asegure la reelección a costa de lo que sea.

Este país gobernado por la corrupción, la ineficiencia, la depredación y el sabotaje,  tendrá que escoger entre el Presidente Santos, o Uribe Centro Democrático.

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