SUSPENSION O RUPTURA

Por fin el gobierno parece estar reconociendo públicamente que sus diálogos con las FARC en Cuba están empantanados y que la opinión pública no le cree cuando anuncia plazos para llegar a un acuerdo final. Por eso ha lanzado al aire el globo de la suspensión de las conversaciones, como una forma de tratar de reconciliarse con una opinión crítica e incrédula, y de darle respiración artificial a unos diálogos en estado de coma irreversible.

No es gratuito que esto lo haga a escasas semanas de anunciar su decisión sobre ir a la reelección, ya que para ello necesita con urgencia mejorar su maltrecha imagen, puesto que con la que tiene no le alcanza para convencer a Vargas Lleras –quien se encuentra agazapado, silencioso y al acecho- de que posponga sus ardientes deseos de lanzarse como candidato. Si no lo convence su plan de reelección se iría al traste , ya que con la Unidad Nacional dividida Santos incluso correría el riesgo de  no pasar siquiera a la segunda vuelta.

Como Santos ha hecho de la ambigüedad  y el engaño  su forma de gobierno, entonces anuncia que el 18 de noviembre espera “resultados”. Hace unos meses nos había dicho que en noviembre se firmaría el acuerdo de paz definitivo, ahora nos dice que se transa por  “resultados”. Hay que recordar que cuando se iniciaron los diálogos hace casi un año, Santos dijo que el acuerdo era cuestión de “meses” , no de años, y estimó que 3 o 4 eran suficientes; cuando pasaron los meses y se inició el nuevo año sin acuerdo, su ministro Carrillo puso un nuevo plazo para Semana Santa; incumplido este nuevo plazo , el límite para el acuerdo se trasladó para mediados de año; luego, sin nada que mostrar, el nuevo plazo para el acuerdo definitivo fue el mes de noviembre; ahora Santos se consuela con algún acuerdo parcial, general y vago sobre el segundo punto, seguramente parecido al gaseoso y temporal alcanzado en el primer punto. Pero , por si acaso, anuncia que tiene en la manga la carta de la suspensión temporal de los diálogos.

Pero Santos solo trata de ganar tiempo. Se ha metido en la sin salida de unos diálogos fracasados, y por ello ninguna de las tres opciones posibles es buena. La opinión le cobraría y lo castigaría si escoge cualquiera de ellas, aunque con distinto precio : si continúa como si nada con unos diálogos empantanados, la opinión se lo cobrará muy caro ; si suspende los diálogos mientras pasan las elecciones, también se lo cobrará duro la opinión, sobre todo si esa suspensión es en condiciones favorables para la guerrilla; si los cancela definitivamente, el precio podría ser menor, pero ni pensar en que la opinión se lo va a agradecer mejorando su calificación en las encuestas.

La escalada violenta que las FARC  están ejecutando contra la infraestuctura económica nacional en las últimas semanas tiene como propósito presionar al gobierno para continuar los diálogos, con la lógica torcida de la guerrilla de advertir con la violencia que la situación podría ser peor si se cancelan las conversaciones. Pero también utiliza el terrorismo para presionar al gobierno para que satisfaga las pretensiones de la guerrilla en caso de que decida suspender temporalmente los diálogos.

En efecto, para las FARC la salida ideal ante el actual empantanamiento de las conversaciones es que estas se suspendan con un cese bilateral del fuego y manteniendo a sus voceros en Cuba en las mismas condiciones en que están actualmente : sin órdenes de captura y realizando con plenas garantías y libertad toda suerte de contactos diplomáticos . El cese bilateral les permitiría aprovechar la inmovilización de las Fuerzas Militares para expandir más fácilmente su presencia territorial, reconstruir los frentes que desarticuló la Seguridad Democrática y desdoblar los actualmente existentes.  Una ganancia militar neta. Y mantener a sus voceros con una embajada abierta de las FARC en Cuba les permitiría reconstruir sus redes de apoyo externo que también fueron desarticuladas durante la Seguridad Democrática. Una ganancia política neta. Por eso ciertos amigos y amigas de las FARC se han mostrado generosamente de acuerdo con una suspensión de los diálogos por estos días, dizque para no afectar las elecciones.

Para atender verdaderamente los intereses nacionales, la única opción válida que tiene el gobierno es cancelar definitivamente las conversaciones de paz, dejando abierta la posibilidad de reiniciarlos siempre y cuando las FARC acepten dialogar suspendiendo previamente la violencia y el terrorismo, de manera unilateral y sin condiciones . Adicionalmente, deben aceptar también que los diálogos se deben limitar únicamente a acordar las condiciones de desmovilización , entrega de armas y reinserción, sin que los temas de la agenda nacional se traten en la mesa. Finalmente, deben aceptar que la paz requiere dosis suficientes de verdad, de reparación a las víctimas y justicia , que significa penas privativas de la libertad y suspensión de los derechos políticos a los responsables  crímenes de guerra y de lesa humanidad. Es decir, se necesita un replanteamoento radical de la forma como se están realizando actualmente los diálogos de paz.

Obviamente, no somos tan ingenuos como para pensar que el gobierno de Santos vaya a realizar semejante giro copernicano como el que le estamos proponiendo a su fracasado esquema de diálogos con la guerrilla. Sin ambargo, se lo dejamos planteado  para que deje de calumniarnos como enemigos del diálogo y propiciadores de la guerra a como dé lugar. Pero nos anticipamos a señalar que lo uno y lo otro son misiones imposibles para una administración que se ha equivocado sistemáticamente y sin remedio en el tratamiento a la violencia terrorista, y que ha hecho de la estigmatización de sus críticos una característica indeleble de su desgobierno.

@alrangels

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