Con suficiente tiempo

Esta nota pretende ser un alerta temprano. Estamos un mes y algo de las elecciones que deben celebrarse en Venezuela el 8 de diciembre. Se elegirán 335 alcaldes en todo el país y los intregrantes de los Concejos Municipales que, de acuerdo a la población numérica de cada entidad, serán la representación que mejor expresará la voluntad general de la nación. Hasta ahora todos los estudios de opinión serios, sin excepción, anuncian una victoria abierta y decisiva de la oposición en los municipios más importantes del país por población y actividades económicas y sociales. El descontento alrededor de la gestión del ilegítimo que se desempeña como Presidente, es inocultable y pareciera irreversible en el tiempo que nos separa del evento. Si Chávez era muy malo como jefe de estado, el actual, a seis meses de su posesión ha resultado pésimo. Todo camina hacia peor. Las manifestaciones de protesta y exigencia de derechos fundamentales en todas las áreas, se multiplican con una espontaneidad impresionante. Cualquier observador imparcial puede dar fe de cuanto digo.

En una democracia normal la victoria de la oposición, cualquiera sea su nivel, no sorprendería a nadie. Ni siquiera al gobierno. Respetaría los resultados. Pero éste no es el caso de Venezuela. Al denunciado fraude en las impugnadas elecciones presidenciales del 14 de abril pasado, viciadas de nulidad absoluta no declarada por la abstención culposa del Tribunal Supremo de Justicia, se suma ahora una creciente ola de represión contra todo lo que parezca contrario al régimen. Se cierran nuevos medios de comunicación independientes, o se les asfixia económicamente para provocar la autocensura. Se arremete en contra de empresarios y profesionales identificados con la oposición para cortar financiamiento e infundir temor en las empresas y centros de trabajo privados. Igualmente una grosera propaganda directa en los medios oficiales en contra del liderazgo opositor acusándolos de conspiradores, asesinos, ladrones y agentes del “imperio” norteño pretende paralizar el eficiente trabajo que realizan.

Al mismo tiempo los cuerpos de seguridad del estado, junto a las policías de distintos niveles y sectores militares, arremeten contra las protestas y amenazan directamente a la dirigencia política y social que no les responde. El ambiente de confrontación crece y el desenlace pareciera cada día más cierto.

El régimen perderá . Sus dirigentes lo saben. La violencia física e institucional se profundiza, pero hoy sólo refleja el temor que se ha revertido en su contra. En el pueblo, la rabia es hoy superior al miedo.

oalvarezpaz@gmail.com

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar