El derrotero del UCD

Colombia se encuentra actualmente en una encrucijada política de enorme relevancia, pues estamos en un “momentum” en el que se consolida una democracia liberal o caemos en las garras del proyecto totalitario del Foro de Sao Paulo, estableciéndose en nuestro país el comunismo, en su denominación moderna de “Socialismo del Siglo XXI”.

Consecuencia de esta encrucijada es que las elecciones del próximo año tiene una trascendencia que va más allá de la tradicional elección de un gobierno, en el 2014 Colombia escogerá un sistema político: o democracia liberal o totalitarismo comunista.

A principios  de la pasada década Colombia se consideraba un “Estado fallido” porque de hecho, el Estado estaba a punto de tener que compartir  su  autoridad con el narcoterrorismo de las FARC. El que   haya pasado de un “Estado fallido” a la situación  que hoy disfrutamos se debe a la calidad de estadista de Álvaro Uribe Vélez. Con su política de “Seguridad Democrática” cambió el tradicional paradigma gubernamental  colombiano, de negociar con los narcoterroristas, sin someterlos primero a un estado en el que su única salida es desmovilizarse, entregar las armas  e incorporarse a la sociedad y a la vida política legal.

Al finalizar su gobierno Uribe dejó a Colombia en un estado de seguridad nunca visto, a las Farc arrinconadas en las fronteras y no fueron aniquiladas por el apoyo de  los gobiernos terroristas vecinos. El pueblo colombiano ratificó esa política eligiendo como Presidente al candidato que prometía continuarla: Juan Manuel Santos.

Pero JMS decidió traicionar el mandato popular y reversó la política de Seguridad Democrática y pactó con los narcoterroristas un marco de impunidad, establecer unos diálogos en La Habana que se han convertido en una Constituyente de facto y pretende bajo la fórmula de un referendo amañado al mejor estilo chavista, darle a los criminales de lesa humanidad de las Farc no solamente la elegibilidad a cargos de representación política, sino asegurarles posiciones contrarias al repudio casi total que el pueblo colombiano les asigna.

En mi opinión esta situación de reversa de la gran acción gubernamental de Uribe, se debe en gran parte a la falta de un  verdadero partido que sirviese de vehículo de transmisión y de aseguramiento de la permanencia de sus políticas, pues sabemos que la U, no es más que un retazo de gamonales, sin ninguna coherencia ideológica y cuyo único interés es defender sus intereses clientelares.

De allí la enorme importancia de la creación del movimiento Uribe Centro Democrático. El fin de este partido es contribuir a asegurar la supremacía de la democracia y el Estado de Derecho en Colombia, impidiendo la irrupción del
 “Socialismo del Siglo XXI” en nuestro país.

El derrotero del UCD para lograr ese fin debe ser:

  1. Constituirse en un verdadero partido de masas con una dirección auténticamente democrática, bajo el liderazgo de Uribe.
  2. Mantener una estricta coherencia ideológica, primando ésta sobre los vaivenes coyunturales.
  3. Que el poder de decisión resida en las bases, mediante procesos democráticos masivos, evitando así el modelo de partidos parlamentarios o de cuadros imperante en Colombia.
  4. Ejecutar una política de transformación institucional, basado en principio en la reforma de la Justicia y del Parlamento,
  5. Establecer una política de modernización de las estructuras políticas, sociales y económicas del país.

Del cumplimiento de este derrotero, depende el mantenimiento de la democracia liberal en Colombia. Pienso que de ser así, tendríamos un sistema de partidos basado en dos grandes coaliciones una de centro-derecha, en torno al UCD y otra de centro-izquierda, en torno a la reunificación liberal.

El derrotero del UCD será pues conformar una democracia sustentable, que garantice la paz, la seguridad,  el orden, el progreso y el bienestar en nuestra patria.

Director Blog Debate Nacional

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