Tan importante como la ideología, como los principios, como la doctrina y las propuestas de acción a corto y largo plazo, es la estatura moral, la dimensión ética, la capacidad, la personalidad, y el grado de calidad humana de quien esté al frente del gobierno, y este es el caso de Colombia, con un gobernante con un grado de vanidad que es como una venda negra que tapa sus ojos y sus oídos, está convencido de una sabiduría que no posee, llegó al poder y fracasó y "ningún ejército de asesores lo salvará del descalabro".

En una sociedad en la que la Constitución y las leyes no se aplican, y en la que la fuerza o la amenaza permiten que cunda la arbitrariedad, se abren las puertas al terrorismo, y este gobierno de Juan Manuel Santos considera a la política como el arte del engaño y la simulación. En pomposas declaraciones, esparcidas a los cuatro vientos, afirma que cumple y hará cumplir los preceptos constitucionales y las leyes de la República, pero son incontables los casos en los que los ha desconocido o ha pasado sobre tales preceptos y leyes, de acuerdo a sus conveniencias. Se presenta como un campeón de la moralidad, pero jamás ha existido tanta corrupción y está enturbiando el proceso electoral del mes de Marzo, porque según cuentan sus allegados está dispuesto a pactar con Satanás para evitar el triunfo del Dr. Álvaro Uribe y Oscar Iván Zuluaga ya que más de uno tendrá que responder por sus fechorías.

El temor más grande que tiene el actual mandatario es al Presidente Uribe y a Zuluaga. Nadie más le asusta realmente. Este pánico tiene su fundamento objetivo en dos hechos básicos: Uribe junto a Zuluaga desarticularan el proyecto Castro-Chavista que se organiza desde La Habana y, en segundo lugar Uribe y Zuluaga impartirían justicia y todos sabemos que no recibirían órdenes ni de Caracas ni de La Habana como hoy está sucediendo.

Hoy en Colombia huele a peligro,los Castro-Chavistas están cerca de participar en las próximas elecciones y ya los terroristas amenazan con atentados contra personalidades del mundo democrático, concretamente contra el Presidente Álvaro Uribe el líder de los Colombianos a quien ellos y el Presidente Juan Manuel Santos y su comparsa le temen. Se trata de un plan de asentamiento en Colombia de la ideología de Chávez, que se inició en la ciudad de Cúcuta unos años atrás cuando era gobernador del Táchira Ronald Blanco Lacruz y, desde allí empezaron a organizarse, ya controlan otros equipos en diferentes partes de Colombia, este expansionismo era la avanzada que ahora se está consolidando con los acuerdos de La Habana donde el gobierno de Santos les concede participación política a los terroristas de las FARC.

Si permiten los Colombianos que este grupo armado haga política y los ciudadanos de bien compiten con ellos, se están exponiendo y condenando a que los sometan a los caprichos de unos irregulares que jamás han cumplido los acuerdos que han firmado, porque en una sociedad en la que la constitución y las leyes no se aplican y, en la que la fuerza o la amenaza permiten que cunda la arbitrariedad y se le conceden participación política con impunidad a los terroristas, se le están abriendo las puertas a la dictadura castro-chavista en Colombia.