América latina en 2014: elecciones y fútbol

Las pasiones futboleras ya comienzan a espumar y, a la par, se cocinan luchas políticas. Este 2014 será de intensa actividad electoral en la región. Más de 50% de la población latinoamericana está convocada a las urnas. En nuestra región no sólo tendrán lugar siete elecciones presidenciales -Costa Rica, El Salvador, Panamá, Colombia, Bolivia, Brasil y Uruguay-, sino que, además de comicios locales, regionales y legislativas en Ecuador, Colombia, Perú y Haití, también se celebrará el campeonato Mundial de fútbol en Brasil.

De 2013 a 2016, 17 de los 18 países latinoamericanos (salvo México) llevarán a cabo elecciones presidenciales.

Este año, las elecciones se darán en un contexto de crecimiento económico moderado pero ligeramente superior al de 2013 -3,2% es la previsión de la CEPAL, frente a 2,6% registrado el año anterior-. No obstante la importante reducción lograda durante los últimos años, las cifras de pobreza e indigencia permanecen altas, con 164 millones de pobres y 66 millones de indigentes.

Seguimos siendo la región más desigual del mundo, y los elevados niveles de inseguridad hacen que éste sea el problema que más preocupa a la ciudadanía en la mayoría de los países.

La heterogeneidad política que caracteriza a la región está vigente en estas elecciones en las que compiten las tres tendencias políticas principales.

La derecha y la centroderecha aspiran a continuar en el poder en Colombia y Panamá, y en El Salvador buscan recuperarlo. La izquierda moderada, por su parte, es favorita en Brasil y Uruguay, y podría ganar también en El Salvador. Por último, el “socialismo del siglo XXI” se mantendrá en Bolivia.

La tendencia mayoritaria es el continuismo. Los candidatos oficialistas son los claros favoritos en cinco de las siete elecciones: en Panamá, el Cambio Democrático; en Colombia, el santismo; en Bolivia, el MAS; en Brasil, el PT; y en Uruguay, el Frente Amplio. En cambio, en Costa Rica y en El Salvador existe una situación de virtual empate entre los principales contendientes que, de mantenerse (las elecciones en ambos países tendrán lugar el próximo domingo), podrían forzar a una segunda vuelta. Lo anterior pone de manifiesto la debilidad de la mayoría de los partidos de oposición, que en un número importante de países demuestran no ser alternativas viables y creíbles para la población.

¿Qué impacto tendrá el Mundial de fútbol en las elecciones presidenciales de octubre en Brasil?

¿Cómo marcharán las negociaciones de paz en Colombia a la par de elecciones legislativas en marzo y presidenciales en mayo? Y en México, ¿qué resultados deberían comenzar a producir las reformas estructurales aprobadas el año pasado?

¿De qué manera hará frente Enrique Peña Nieto a la inseguridad y las autodefensas?

Este año valdrá la pena seguir de cerca estos y otros procesos de gran importancia para nuestra región.

Asimismo, Venezuela afronta un año atípico, sin elecciones, durante el cual el régimen de Maduro (que viene radicalizándose) tendrá que afrontar una delicada situación económica -alta inflación y desabastecimiento- y elevados índices de inseguridad -24.000 homicidios anuales-. En Argentina, la presidenta Fernández arrancó un año complejo, con inflación superior a 25%, déficit fiscal en aumento, aguda crisis energética y fuerte pérdida de reservas. En el ámbito político, llega el fin del ciclo kirchnerista y la oposición comienza a posicionarse de cara a las elecciones presidenciales de 2015.

Mientras tanto, en Honduras, arranca el gobierno de Juan Orlando Hernández, quien se topará con su más fuerte opositor -Manuel Zelaya- en un Congreso muy fragmentado y sin mayoría. Este país centroamericano enfrenta ya la inseguridad más alta del continente y niveles de pobreza y corrupción difíciles de combatir.

En Chile, Michelle Bachelet regresa al Palacio de la Moneda en marzo y con altas expectativas. Entre ellas, la aprobación de una ambiciosa agenda de reformas -educativa, fiscal, constitucional y política- para oxigenar el sistema político y disminuir la desigualdad.

Estados Unidos celebrará elecciones legislativas y, de los resultados, depende mucho lo que pueda lograr Obama en sus últimos dos años. Se espera que algunos de los temas de campaña tengan relación con América Latina, como la inmigración.

En Cuba, anfitriona en estos días de la reunión de la CELAC (cuya presidencia pasa a Costa Rica), habrá que ver si la estrategia de cambio controlado, impulsada por Raúl Castro para dinamizar la economía, se logra sin que nada cambie en la arena política del régimen. De confirmarse las proyecciones, las siete elecciones presidenciales de 2014 (más las presidencias de Bachelet y Hernández, que arrancan este año) no aportarán cambios importantes en el balance político regional.

De estos nueve presidentes, tres continuarán (vía reelección consecutiva) —Santos, Roussef y Morales—, dos regresarán (vía reelección alterna) -Bachelet y Vázquez- y cuatro estrenarán traje de presidente -Hernández en Honduras, Arias en Panamá, y quienes resulten vencedores en Costa Rica y El Salvador-.

En América del Sur no veremos ninguna cara nueva y, aunque las veremos en América Central, en dos (pero podrían llegar a ser tres o incluso cuatro) de los cuatro países se tratará de representantes de los partidos ya en el poder.

En un contexto latinoamericano de moderado crecimiento económico y un maratón electoral, los gobiernos tendrán que hacer frente a las expectativas y demandas ciudadanas en condiciones de mayor austeridad.

Como consecuencia, los conflictos sociales seguirán presentes con reclamos que, si bien no pondrán en juego la continuidad democrática, seguramente harán la gobernabilidad más compleja.

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