La batalla decisiva

Hemos insistido que las elecciones del 2014 serán decisivas para el futuro de Colombia, en efecto, en ellas se juega el destino de la democracia en nuestro país, presentándose dos opciones: el narcocomunismo, representado en la reelección de Santos, y en la permanencia de los secuaces de la “Mesa de mermelada nacional” (Liberales, U y Conservadores); y la estabilidad democrática, representada por el uribismo

A muchos les parecerá exagerada nuestra aseveración, pero es verídica y está fundamentada en hechos palpables y fácilmente comprobables:

Juan Manuel Santos traicionó el mandato popular de continuar la Política de Seguridad Democrática.

Basamento de esta traición es la llamada Mesa de Diálogo en La Habana con las Farc, en la cual no hay ningún diálogo sino la imposición de los dictámenes de las Farc al gobierno.

Paralelo a esta Mesa se les dio estatus de actores de conflicto político a los criminales de lesa humanidad y narcoterroristas de las Farc.

El Objetivo de esta Mesa es darles impunidad y elegibilidad a los narcoterroristas.

No contentos con tamañas reivindicaciones, el gobierno les concede a las Farc “republiquetas”, o sea, amplios territorios en donde las Farc reinarán merced a la prohibición de la presencia del Estado; una Asamblea

Constituyente, elegida a dedo, en donde se sentarán las bases legales para llegar al objetivo final de esta traición.

Ese objetivo es que el próximo período presidencial sea uno de transición para el zarpazo final contra la democracia colombiana,

Este zarpazo consiste en aplicar la cartilla del Foro de Sao Paulo, el cual es llegar al poder  a través de elecciones, mediante el engaño, presentando un candidato carismático con una oferta populista, negando ser comunista, etc. Tal como lo ha hecho en los países del ALBA.

Está claro pues que el objetivo político final de Juan Manuel Santos fue engañarnos a todos, presentándose como un baluarte de las ideas uribistas, para una vez en el poder actuar como un Kerenski criollo, permitiendo la usurpación del poder por el narcocomunismo. Lamentablemente la experiencia es intransferible y las élites colombianas no aprenden del ejemplo de la vecina Venezuela. Allá los empresarios también se dejaron ilusionar por Chávez y le dieron todo su apoyo, como están los SantoDomingo, Sarmiento, Ardila, etc. acá con Santos. Allá también todos los magnates de los medios de comunicación se plegaron a Chávez, Granier, Cisneros, Otero, los grandes cacaos de la prensa y la TV apoyaron a Chávez como lo están haciendo ahora Caracol, RCN, la W, la FM, El Tiempo, El Espectador, El Nuevo Siglo, etc . con la farsa de los diálogos de paz de Santos. Hoy esos empresarios están expropiados y los medios o aniquilados o amordazados por la dictadura castrochavista, como lo estarán los magnates y grandes medios colombianos en un gobierno narcocomunista de los criminales de lesa humanidad de las Farc.

Hay una diferencia fundamental entre la situación venezolana y la nuestra: allá prácticamente todo el “stablishment” cayó en las manos de Chávez. Acá tenemos a un colosal estadista, que ha vislumbrado con tiempo el peligro de la entrega de Colombia al Foro de Sao Paulo, y que se ha bajado de su posición de Expresidente para crear un movimiento político y presentar unas listas al Parlamento para impedir tal hecatombe. Ese líder es Álvaro Uribe, y su instrumento el Uribismo Centro Democrático.

De manera que este año será la batalla decisiva por la democracia colombiana, la librarán, por un lado, toda la coacción gubernamental, toda la mermelada santista además del ingente apoyo del Foro de Sao Paulo, representados aquí indirectamente por el chavismo y directamente por las Farc, quienes querrán implantar el mal llamado Socialismo del Siglo XXI. Frente a esta colosal maquinaria aplanadora se enfrentará la popularidad de Uribe y el apego a la democracia de nuestro pueblo, quienes apoyados en la gran cultura política de la ciudadanía colombiana, defenderán la estabilidad democrática en nuestro país. La batalla es muy difícil, pues es el David de la democracia contra el Goliat del narcocomunismo, pero sabemos quien ganó entre David y Goliat, en las elecciones colombianas del 2014 se repetirá la historia.

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