Pobres cubanos

Venir a pedir asilo a la Colombia 'castrosantista' es un verdadero disparate, aquí ya huele a neocomunismo, a socialismo del siglo XXI, a pérdida de las libertades.

Los cubanos que se declararon ‘balseros de El Dorado’ son víctimas de la desinformación y el aislamiento en que la dictadura de los hermanos Castro ha tenido sumida a Cuba. Venir a pedir asilo a la Colombia ‘castrosantista’ es un verdadero disparate, aquí ya huele a neocomunismo, a socialismo del siglo XXI, a pérdida de las libertades.

Un ejemplo es la ultrajante persecución de que es objeto la oposición. Desde La Habana han ordenado asesinar a Uribe y exterminar a su naciente movimiento político, el Centro Democrático. Aquí, los partidos de la mermelada nacional aceptan la orden y la hacen cumplir a través del Consejo Nacional Electoral, cuyos ‘magistrados’ no son más que cuotas de los partidos.

Primero prohíben la foto de Uribe. Una imagen vale más que mil palabras y esa cara mueve masas. Después prohíben el apellido. Coca-Cola mata tinto y tanto desentendido se enteraría, por fin, de que ‘la U’ ya no es el partido de Uribe. Ahora prohíben el denominativo ‘uribismo’, por considerar que deriva del apellido Uribe.

¡Vaya conclusión tan sabia! ¿Elevarían consulta a la Academia de la Lengua? Pues claro que uribismo viene de Uribe. ¿Qué tiene eso de raro en un país donde ha habido lopismo, ospinismo, llerismo, gaitanismo, laureanismo, galanismo, alvarismo, turbayismo, pastranismo, gavirismo, samperismo y hasta santismo, muchos de ellos por partida doble y hasta triple?

¿Cuál es el criterio usado para juzgar cómo tiene que llamarse un partido político? Si el partido Mira incluye una señora que se llama Julieta Mira, ¿le proscriben el nombre? ¿O qué tal un Filiberto Polo, en el Polo? Apostaría a que no. Es obvio que los ciudadanos que fundaron el CD lo hicieron con base en la figura del expresidente Uribe. Y quienes se identifican con las doctrinas de este movimiento reconocen a Uribe como su líder. Eso en nada riñe con los valores democráticos; todo lo contrario, los promueve.

De otra parte, si al uribismo le va a ir tan mal en las urnas, como creen sus detractores, ¿por qué tanto interés en torpedearlo? De hecho, no deberían preocuparse porque la vida del nuevo Congreso será muy corta. Sí, La Habana locuta, causa finita. Mírese el caso ‘Julián Conrado’: nunca fue extraditado a Colombia a pesar de que Santos le entregó el narcotraficante Makled a Venezuela y no a los gringos, como gesto de mutua cooperación. Esto es apenas una pequeña muestra de lo que se viene.

No creo que Santos cumpla su promesa de someter a referendo los acuerdos que se firmen con las Farc porque cuando se conozcan los términos de la negociación, ese referendo no tendrá la menor opción de salir aprobado. Por eso las Farc le apuntan es a cambiar la Constitución y el Gobierno no tendrá más alternativa que ceder. Además, la guerrilla sabe que es la mejor forma –y tal vez la única– de blindarse contra la justicia nacional e internacional.

Ya las Farc se atrevieron a señalar que será una constituyente estamentaria con 141 integrantes. Para que se entienda, esto quiere decir que dicha asamblea no sería elegida por votación popular –salvo, acaso, un pequeño número de curules–, sino conformada por personajes escogidos a dedo por las Farc: sindicalistas, estudiantes, defensores de derechos humanos, campesinos, indígenas, afrodescendientes y demás, todos bien alineados en la extrema izquierda antidemocrática y comunista. Y el nuevo Congreso se disolvería.

Esto es de capital importancia para las Farc. Una constitución a su amaño nos mete de lleno en el socialismo del siglo XXI y suprime la posibilidad de que el péndulo pueda regresar. La revolución por contrato, un liberticidio, esa es la paz que Santos va a firmar. ¿Pobres cubanos? Pobres de nosotros.

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