¡INACEPTABLE!

Vergonzoso ver cómo el presidente Juan Manuel Santos sale al exterior a pavonearse hablando del “proceso de paz”, a venderle al mundo falsas expectativas, a hacer alarde de lo mucho que ha conseguido, de la importancia de lo acordado y del paraíso que nos espera a la vuelta de unos meses, mientras aquí sabemos que lo único que han hecho en La Habana, fuera de pasear y rellenar cuartillas y cuartillas, es rendirse a las absurdas exigencias de los narcoterroristas de las FARC, que a punta de amenazas, extorsiones y bombas, nuevamente se están tomando el país.

El Presidente se promociona ocultando la verdad, diciendo frases atractivas, como por ejemplo, aquella de que va a hacer que los terroristas “cambien los fusiles por votos”, pero no cuenta que los votos para acceder al Congreso van a ser regalados, que no irán a la cárcel y conservarán sus fusiles.

¡Con razón consigue adeptos en todas partes y ya hasta lo postulan para el Nobel de Paz!

Lo anterior es una vergüenza, pero que además diga que lo único que lo preocupa es que los narcoterroristas cometan “un acto de irracionalidad, algo que realmente haga explotar en mil pedazos el proceso (de paz), un atentado a una personalidad o algo por el estilo…”, es una afrenta imperdonable.

¿Acaso no es un “acto de irracionalidad” la motocicleta bomba que detonaron hace pocos días, en Pradera (Valle), que mató a un humilde trabajador y dejó, además, 61 personas heridas y destrozos materiales cuantiosos?

¿Y dejar sin agua a 25.000 personas de Puerto Asís (Putumayo), por vertido de crudo y sustancias contaminantes en las fuentes que abastecen el acueducto del municipio, no es un “acto de irracionalidad”?

¿Y qué tal el carro bomba que detonaron el siete de diciembre pasado, en el parque principal de Inzá (Cauca), a la hora en que se congregaban los indígenas y campesinos en el mercado, donde murieron cinco militares, un policía y tres civiles?

Esto por mencionar solo algunos de los atentados más recientes, porque “actos irracionales” cometen diariamente los criminales de las FARC, y lo único que vemos “explotar en mil pedazos”, es gente inocente o militares y policías que están cumpliendo con el deber de salvaguardar la vida de los colombianos.

Pero, para el señor Presidente, esos hechos de barbarie no alcanzan el grado de “irracionalidad” suficiente como para acabar con la farsa de La Habana. Porque para él no es lo mismo que asesinen a Jorge Eliécer Mora, el mensajero de Pradera, a que maten “una personalidad”.

Ahora bien, uno quisiera pensar que el presidente Santos, que no es una persona que se comunica con fluidez, cometió una ligereza al expresarse, sin embargo, con hechos él demuestra lo contrario.

Por ejemplo, haber salido corriendo a visitar a Falcao García, en su lecho de enfermo en Oporto (Portugal), con un gran despliegue mediático, sin antes haber reparado en los heridos que aún permanecen en el hospital de Pradera, demuestra que es verdad que para él, las “personalidades” están por encima del resto de los colombianos.

Además, el presidente Santos está en campaña y sabe que el capital electoral que lo eligió no es propio, aprovecha, entonces, la exposición mediática nacional e internacional para capitalizar los votos que le representa aparecer en fotos tomando de la mano a Falcao, en cambio visitar los heridos de Pradera no le aporta ¡nada! ¡Inaceptable!

P.S. ¿A qué fue el Presidente a Cuba? ¿A agradecerle a esa despreciable dictadura el patrocinio que por años les ha dado a los narcoterroristas? ¿A acabar de humillar nuestra democracia? También ¡Inaceptable!

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