Inteligencia y opinión pública

Los acontecimientos en información de inteligencia en las últimas semanas han desbordado los límites de una sociedad que no está en capacidad de soportar el análisis del tema. Generalmente la información de inteligencia que es filtrada en una nación es entendida cuando se trata de una sociedad del conocimiento, cuando esto sucede en una sociedad como la nuestra el desconocimiento causa incomprensión que, en última instancia genera temor. La inteligencia casi siempre maneja un flujo de información constante que permite obtener incluso información que no es relevante. Sin embargo la filtración por medios de comunicación de información de inteligencia genera caos no solo en materia de seguridad nacional sino también un caos cultural, pues enfrenta a la sociedad a información a la que no está en capacidad de analizar de forma científica.

La inteligencia es una disciplina científica que, expuesta –como está- a la publicación del materia recopilado en medios de comunicación genera preguntas que solo los expertos en el tema puede responder, pero, que sin embargo, después de expuesta esa información es manipulada por “colaboradores” de los medios, personas que no están en capacidad de comprensión o análisis de la información recopilada, de cómo se recopilo, para que se recopilo, quien lo hizo y porque medios se consiguió, solo por mencionar algunos aspectos.

La seguridad que genera la inteligencia no es poca cosa y a partir del 11S el mundo se vio en la necesidad de elevar esta disciplina prácticamente al estatus de paradigma. Posteriormente en ocasión de los atentados de la maratón de Boston en 2013 los resultados de la primera encuesta que se realizó a  los estadounidenses se les indago si aceptaban o no, ser interceptados por la National Security Agency (NSA en sus siglas en ingles) en razón de su seguridad y para evitar actos terroristas, la encuesta dio resultados apenas lógicos 56% afirmativo. Que la información fluya, no quiere decir que necesariamente sea, cierta o importante, sin embargo, en ocasiones si puede ser desestabilizadora como lo está siendo actualmente en Colombia.

Si bien es cierto que, en las últimas semanas, con la publicación de información que es menos de inteligencia y sí,  sobre los organismos de inteligencia, quedo al descubierto la endeble organización estructural de la inteligencia en Colombia, eso es lo que realmente nos debe preocupar, más que un supuesto delito o un chisme sobre quienes llevan un uniforme esta al final resulta ser información volátil, fragmentaria o confusa. La realidad es que Colombia, si bien tiene unas portentosas Fuerzas Militares, en materia de Inteligencia está en pañales. Ese es realmente el tema que debería preocuparnos.

Ahora bien, cabe preguntarse ¿Qué es información sensible para los organismos de Inteligencia? Seguramente no lo serán los supuestos correos electrónicos interceptados en la fachada que al final paso de ser propiedad de una fuerza oscura a ser legal según el propio Presidente.

Se descubre también que el correo personal del presidente y su familia fueron interceptados y no sabemos por quién. ¿Qué está ocurriendo en Colombia que la inteligencia parece más un tema risible que uno de seguridad nacional? Un país reconocido en el extranjero por sus avances en seguridad no es capaz de controlar su propia inteligencia. Queda claro que, si no fuera un tema sensible para cada uno de los colombianos seria por lo menos causa de risa profunda y no lo que estrictamente debería ser, una preocupación constante en materia de seguridad y terrorismo.

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