Cucarachos del mismo calabazo

A nadie debe sorprender la designación de Vargas Lleras, como fórmula vicepresidencial del presidente Santos, en su intento por reelegirse. Lo dije hace rato: Santos y Vargas Lleras tienen un matrimonio por conveniencia, cuyo único propósito es servirse del poder. Ambos son tan metalizados que, sin importar sus diferencias, frente al proceso de paz, por solo citar un ejemplo, arman una dupleta que desde el punto de vista ideológico es completamente incoherente.

El acuerdo entre Santos y Vargas Lleras es burocrático y no programático como debería ser. No en vano el ‘sacrificado’ exministro pidió cuatro ministerios dizque para coordinarlos: vivienda, minas, transporte y ambiente. Santos no tuvo otro remedio que nombrar a Vargas Lleras como su coequipero y saciar su voraz apetito por los puestos clave; de lo contrario, Vargas Lleras habría armado tolda aparte y hoy sería el principal contendor del presidente.

Santos y Vargas Lleras se parecen mucho: no les importa sacrificar sus ideales (suponiendo que los tengan) por lo que les conviene, ambos son familiares de expresidentes de la república, hacen parte de la decadente sociedad bogotana, son igual de inconsecuentes: a Santos no le gusta la reelección, pero se lanza para conseguirla; Vargas Lleras se fue del uribismo por no estar de acuerdo con la reelección de Uribe, mas ahora la de Santos le parece la panacea. Tanto el uno como el otro sienten un placer infinito por la ‘mermelada’ y saben cómo untarla.

No hay que equivocarse: la formula Santos-Vargas Lleras electoralmente es buena (tiene la plata, el poder, los medios de comunicación y una ambición desmedida), pero será nefasta para el futuro cercano del país. Esa factura será muy costosa de pagar.

Definitivamente, Colombia es una ‘república bananera’: dos oligarcas que han vivido de sus apellidos, a quienes todo les ha caído del cielo, que se creen con derecho divino para hacer y deshacer, arrogantes y vanidosos, manzanillos y clientelistas, son la prueba irrefutable de que hemos vuelto a un centralismo recalcitrante, propio de una republiqueta. A eso hay que sumarle que los candidatos del conservatismo, el Partido Verde y el Polo a la Presidencia también son bogotanos, sin mencionar las cabezas de listas al Senado que son del altiplano.

Los mismos con las mismas, el País en manos de las familias de siempre, que precisamente son las directamente responsables de la debacle que vivimos como Estado y sociedad. La misma rosca cachaca, que abandonó a la provincia y que no ve más allá de la Zona T y el parque de la 93. La misma clase dirigente que fue y sigue siendo inferior a sus responsabilidades, porque lo cierto es que Colombia cada día se hunde más en el fango de sus tragedias, en la inmundicia de la corrupción y en la exclusión social, que es fuente de todas las formas de violencia.

Santos y Vargas Lleras son dos alacranes que el día menos pensado se van a destrozar. En eso también se parecen, pues la lealtad, la amistad y el compromiso son valores que ellos desconocen.

La ñapa I: Tremendo reinado el de Maqui Diazgranados. ¡Que viva el Carnaval de Barranquilla, la mejor fiesta del mundo!

La ñapa II: Lo único bueno de la vicepresidencia de Vargas Lleras es que el falso de Naranjo quedó mamando.

La ñapa III: Maduro, el mejor jefe de campaña de Álvaro Uribe.

abdelaespriella@lawyersenterprise.com

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