Dialogar con Maduro es perder el tiempo

Esa fue la dolorosa percepción que me dejó la reunión en Miraflores. Un lamentable espectáculo. No es posible imaginarse que se puede lograr un acuerdo de gobernabilidad, que permita superar la violencia creada por el régimen, mediante un acto en cadena nacional, con la presencia de los más diversos actores políticos y económicos. Si en  verdad se quisiera superar la crisis nacional tendría que haber un profundo cambio en las actitudes de la dirigencia chavista, en particular en Nicolás Maduro, que condujera a reconocer realmente a la oposición política, a los actores económicos y a la dirigencia estudiantil. También se requeriría entender que el problema fundamental que enfrenta el gobierno de Maduro es su total falta de legitimidad de origen y su incapacidad para lograr fortalecer su legitimidad de ejercicio mediante una eficiente acción de gobierno.

En varias oportunidades, en la larga cháchara presidencial, se mostró el librito azul de la Constitución Nacional y se dijo que en su contenido estaba el camino para superar la actual crisis venezolana. La pregunta que surge de inmediato es cuál constitución. La de 1999, ha sido violada tantas veces, que en la práctica no existe. Esa es quizás la principal responsabilidad de Hugo Chávez, pero también de Nicolás Maduro, quien tuvo la oportunidad, al inicio de su gobierno, de dar pasos firmes que le permitiera rectificar los graves errores cometidos. En lugar de tomar ese camino, se dedicó a tratar de crear el mito de Hugo Chávez para gobernar a su sombra. Eso no es posible hacerlo eternamente. Se requiere obtener propia personalidad política. Eso sólo se logra mediante un conjunto de gestos y de eficientes acciones políticas y económicas.

La creciente crisis política, económica y social que enfrenta Venezuela exige del gobierno nacional una importante rectificación en todos los órdenes. La valiente protesta estudiantil y el amplio respaldo nacional que ha recibido es sólo una pequeña muestra del profundo malestar popular. Nicolás Maduro debe interpretar cabalmente esta delicada realidad. De no hacerlo, con la eficiencia y rapidez necesaria, la crisis nacional continuará incrementándose hasta comprometer la estabilidad de su gobierno. No hay exageración en lo que digo. Mantener la represión en contra de los estudiantes en lugar de escucharlos, imaginándose que el tiempo favorecerá la solución de la crisis, es no entender lo que en realidad está ocurriendo. Justificar la protesta con una supuesta intervención del presidente Uribe es un error y una tontería.

La profunda rectificación que debe enfrentar el gobierno nacional  para superar la actual crisis política significa que se deben modificar todas las acciones gubernamentales que han violado flagrantemente la Constitución Nacional de 1999, entre ellas la propia orientación ideológica del régimen: el artículo 2 de nuestra constitución establece claramente que “Venezuela es un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” y de ninguna manera un Estado socialista. La segunda medida es recuperar el apoliticismo militar con el inmediato cumplimiento del artículo 328 de Constitución Nacional. La tercera medida es dejar a un lado el proyecto comunal, respetando cabalmente la división política en estados y municipios. La cuarta medida es plantear una enmienda constitucional que establezca la no reelección presidencial.

A partir de ese mea culpa deben iniciarse las acciones administrativas requeridas para reorientar la política económica. Esto no es posible si no se toman tres medidas fundamentales: reorganizar PDVSA, reestructurar el Banco Central e iniciar un diálogo entre empresarios, trabajadores y gobierno nacional. El otro aspecto fundamental es la designación de los nuevos poderes públicos para garantizar su total independencia del poder Ejecutivo. En realidad son ilusiones. Nicolás Maduro no tiene la fuerza política suficiente para impulsar una verdadera rectificación nacional. Lamentablemente, la crisis nacional se incrementará en estos próximos días. Eso hay que saberlo. También que los únicos responsables de la violencia son Nicolás Maduro, la dirigencia chavista, los poderes públicos y la Fuerza Armada Nacional.

Caracas, 2 de marzo de 2014.

fochoaantich@gmail.com

@FOchoaAntich

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