LA LUCHA SE PROFUNDIZA

En Venezuela nadie piensa en soluciones derivadas de la OEA o de UNASUR. Está probado que esos organismos multilaterales no representan a los pueblos sino a los gobiernos que circunstancialmente están al frente de los países miembros. Imposible lograr consenso para temas de trascendencia. En el caso de la OEA, ni siquiera para cumplir y hacer cumplir la Carta Democrática vigente, suscrita por todos, ni los Principios que determinaron su fundación. En UNASUR la situación es peor, las complicidades mayores y las divisiones a la vista.

El hecho cierto es que el problema, afectando a todo el mundo libre, tenemos que afrontarlo los demócratas venezolanos. Del resto del continente y del mundo sólo esperamos comprensión. Nicolás Maduro, cuestionado por el origen fraudulento de su mandato, se ha deslegitimado con su torpe desempeño. Ha violentado la Constitución Nacional liquidando el Estado de Derecho, tratando de imponer un sistema castro-comunista contrario a todo en cuanto creemos. Frente a ello la Nación, es decir, la gente de carne y hueso, explota en las calles expresando su decisión de detener el acelerado proceso de destrucción de la República y de revertir hacia lo positivo las negativas tendencias del presente. El régimen responde con lo único que le va quedando. La represión y la violencia física e institucional no son, ni serán, capaces de detener la acción de un pueblo dispuesto a impedir la consagración de la dictadura comunista.

Ahora busca engañar señalando enemigos externos que “conspiran para derrocarlo”. Por supuesto Estados Unidos a la cabeza, pero ya la cantaleta antiimperialista está demasiado gastada. Apunta hacia el vecindario. No le basta con insultar y calumniar al expresidentes colombiano Álvaro Uribe Vélez, sino que llega al extremo de retar al presidente Santos y a su gobierno. La reacción de ese país ha sido moderada, seria y firme. Bastó que el presidente Martinelli de Panamá sugiriera la convocatoria de una reunión de cancilleres de la OEA, para que Maduro lo llenara de adjetivos descalificadores, más propios de un borracho de cantina, anunciando la irresponsable decisión de romper relaciones diplomáticas, políticas y comerciales con ese país, amigo y aliado comercial, al cual el régimen le debe cerca de mil quinientos millones de dólares.

Mientras tanto la represión policial, de la Guardia Nacional y de los “colectivos” ahora llamados UCCH, Unidades de Combate Chávez, paramilitares con o sin uniformes, deja para este momento, veinte muertos en las calles, centenares de heridos, decenas de torturados y bastantes desaparecidos. Saqueos a granel, invasión de propiedades familiares y comerciales, pero…la lucha no se detiene. Imposible apagar el fuego con gasolina. Venezuela no se rinde. Los demócratas estamos comprometidos a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. El régimen puede ser víctima de su propia estrategia. Hay ruido en los cuarteles.

oalvarezpaz@gmail.com Viernes, 7 de marzo de 2014

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