LA TRASCENDENTAL VICTORIA ELECTORAL DE ÁLVARO URIBE

Sólo la plena comprensión de la grave situación porque atraviesa la región bajo el asedio inclemente de las políticas del Foro de Sao Paulo y el notable avance logrado por el castrochavismo en la última década, conquistando el control directo o indirecto de las dos más importantes naciones de Suramérica – Argentina y Brasil – así como de naciones menores convertidas en satélites de la influencia forista – Ecuador, Bolivia, Uruguay y Nicaragua – todo ello luego de haberse apoderado del petróleo venezolano y las ingentes riquezas de esa importante nación suramericana, dan razón de la trascendencia de la arrolladora victoria del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Tanto más trascendente, cuanto mayor el esfuerzo del actual presidente de Colombia, travestido por el ropaje de la paz y la concordia entre colombianos, por abrir su país a la perversa injerencia de los factores responsables de la más grave crisis bélica vivida por la región en los últimos 50 años. Y la aparente apatía con que la sociedad civil colombiana asistía a las ominosas conversaciones con las que se ha pretendido alfombrar el ingreso de las narcoguerrillas a las instituciones del Estado neogranadino, celebradas bajo el paraguas de la tiranía castrista.

Nada hacía presumir el inmenso avance del Centro Democrático y la fortaleza conquistada por el uribismo y sus aliados, sólo bloqueado por las particulares circunstancias en que se desenvuelven los procesos electorales respecto de ambas cámaras. Más allá de cifras y aritmética electoralista, los resultados dan cuenta de la profunda indignación que recorre a nuestros vecinos contra un estado de cosas que, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, ha visto a la sociedad colombiana retroceder en la lucha contra las narcoguerrillas y la hegemonía de los factores que propician la sumisión a viejos conceptos colectivistas, populistas y estatólatras. Maquillados por uno de los más perversos, nocivos y devastadores modelos de injerencia política como es el chavismo venezolano.

Pues lo que debe quedar meridianamente claro es que Álvaro Uribe representa la antípoda del populismo estatólatra, caudillesco y socializante del chavismo y avanza un proyecto de modernidad y progreso abierto a las grandes corrientes del pensamiento progresista contemporáneo. Un progreso que se hiciera fuerte en Colombia gracia a la política de seguridad, prosperidad y paz implementada durante la presidencia del hoy senador electo. Trágica y aviesamente interrumpida por quien llegara a la presidencia gracias al inmerecido respaldo de quien viera brutalmente traicionados sus principios rectores de acción sociopolítica.

El camino hacia la reconquista de la plena soberanía de la democracia en nuestra región se verá seriamente dificultado por las traición a nuestros principios democráticos por parte de grupos y cofradías políticas dominadas por el clientelismo y el populismo de todo pelaje y color. La victoria de Álvaro Uribe y lo que él representa, constituye un enorme paso de avance hacia la restitución del dominio de la Paz, la Solidaridad, la Libertad y la Prosperidad en América Latina. Gracias les sean dadas.

@sangarccs

Caracas, Venezuela

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