De Dreyfus a Uscátegui

Emile Zola pasó a la historia por Yo acuso, J´Acusse; como uno de los grandes escritores de la literatura francesa donde relata la revelación del error judicial en el famoso caso Dreyfus.

Alfred Dreyfus, un capitán judío alsaciano del ejército francés, a finales de 1894, fue acusado de espionaje y traición a la patria por entregar unos documentos a los alemanes. Durante doce años, el caso Dreyfus conmocionó a la societé francaise.

Enjuiciado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, su hermano vivió la tortura de demostrar ante los estrados judiciales que Dreyfus era inocente. Hasta que apareció la prueba reina. Un documento que comprobaba que Dreyfus no había sido el culpable de espionaje, sino un oficial llamado Ferdinand Valsin.

Ante la presión de la societé francaise, el Ejército no tuvo más remedio que reconocer su error judicial. Hasta 1906, la inocencia del oficial Dreyfus fue reconocida oficialmente.

De la misma manera que el hermano de Dreyfus, el joven valiente José Jaime Uscátegui, hijo de mi general Uscátegui, viene librando una batalla jurídica para recuperar el honor de su señor padre.

Entre el 15 y 20 de julio de 1997, paramilitares de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso incursionaron en el municipio de Mapiripán (Meta) asesinando a un número indeterminado de personas.

Desde entonces JJ, para quienes lo conocemos, lleva 17 años con su padre en la cárcel por un error judicial. Al igual que en el caso Dreyfus, o de Arango Bacci, o del coronel Plazas; se determinó que su padre tenía o por culpa o por omisión algo que ver en la masacre ocurrida en Mapiripán, Meta.

Con el desgaste emocional y económico que esto conlleva, después de 17 años, este crimen continúa en la impunidad. Solamente, existe un condenado: el general Uscátegui.

Como era de esperarse, aparecieron unas supuestas víctimas de Mapiripán. Una de ellas se presentó la semana pasada en los juzgados de Paloquemao. JJ, la confrontó con una sorprendente valentía. Al parecer JJ, comienza a ver una luz al final del túnel. Apareció una comunicación firmada por jms, Ministro de Defensa, en el 2005, donde se comprueba que para la época de los hechos el general Uscátegui no era el comandante de la base ubicada en la zona de Mapiripán.

En el momento de cierre de la presente columna de opinión, JJ, contrario a los consejos del suscrito, decidió comenzar una huelga de hambre porque nada que le responden. Cuando JJ me comentó sobre su decisión, procedí a regalarle un Rosario. “En manos de Dios, JJ”, le di un abrazo solidario y me fui. Desde entonces, rezo todas las noches por él, por su Sra. esposa y por su hermoso bebé.

***

Puntilla. El caso de AGH lleva 19 años de impunidad. ¿Será que me tocará hacer algo similar para el fiscal Montealegre, no se haga el de la vista alegre?

@ragomezmar

Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI

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