El funcionamiento democrático de los partidos

Realizando una investigación documental con el objeto de colaborar con el trabajo del Centro de Pensamiento Primero Colombia relacionado con el lanzamiento de un debate acerca de qué partido debe ser y en consecuencia de ello como deben ser los estatutos del Centro Democrático, encontré un trabajo del Instituto Nacional Demócrata intitulado «Estandares mínimos para el funcionamiento democrático de los partidos políticos», que me pareció muy interesante, pues es una especie de cartilla de requisitos mínimos para que un partido sea considerado democrático. Comentaré algunos de esos principios con especial énfasis a Colombia, y en particular a los estatutos a elaborarse para el Centro Democrático.

I) Comportamiento

A) Compromiso con la no violencia.

Los partidos democráticos en los sistemas democráticos rechazan el uso de la violencia como herramienta política.

Esto que pareciera un deber elemental de todo partido democrático,sabemos muy bien que varios partidos colombianos son brazos políticos o al menos colaboradores de las Farc, contraviniendo, por lo tanto este requisisto fundamental. La Unión Patriótica, el Movimiento Bolivariano y el Partido Comunista, son claramente órganos políticos de las Farc, el Polo jamás se ha atrevido a deslindarse claramente de los actos terroristas de esa guerrilla, y recientemente la Alianza Verde incluyó dentro de sus dirigencia preclaros representantes de  las Farc; de manera que todos esos partidos no cumplen de manera ostensible este principio.

El Centro Democrático debería en sus estatutos expresar un enfático rechazo a la violencia en todas sus expresiones, pero muy especialmente manifestar que una de sus razones de ser es enfrentar ideológicamente la amenaza continental que significa el Socialismo del Siglo XXI.

B) Promover la participación política.

Los partidos se benefician, así como la sociedad democrática en general cuando promueven la participación política.

Es  palpable que los partidos políticos colombianos sin excepción hoy en día son meros instrumentos de dación de avales electorales, muchos de ellos incluso con actos de venta de los mismos de por medio. Son innumerables los casos de candidatos a cargos de elección popular, que sin ninguna vergüenza pasan desde el Polo hasta el PIN, pasando por todos los partidos buscando un aval, y si no lo consiguen pues se ponen a «buscar firmas». En las pasadas elecciones vimos una feroz lucha entre los partidos de la mal llamada mesa de la Unidad Nacional (pues debería llamarse mesa de la mermelada gubernamental) compitiendo por darle el aval a los herederos de la parapolítica. En fín, nuestros partidos son cascarones vacios y la causa de ella son dos, intimamente interconectadas: en primer lugar son partidos carentes de ideología y de principios programáticos, en consecuencia no tienen qué transmitir a sus afiliados y por lo tanto, no promueven la participación democrática ni dentro , ni muchomenos fuera de sus estructuras.

El Centro Democrático debe tener como norte la participación democrática de sus militantes dentro de la vida interna, así como promover la más amplia participación ciudadana dentro de la vida política en sus diferentes niveles de organización. Por lo tanto, los estatutos deben estipular amplios mecanismos de participación política, siendo el instrumento esencial (y original de este partido) los Talleres Democráticos.

II) Organización

A) Condiciones para la militancia en el partido.

Las reglas del partido deben definir los requisitos de elegibilidad para la militancia y definir los derechos, roles y responsabilidades de los militantes.

El hecho de que nuestros partidos sean máquinas de fabricación de avales, tiene como consecuencia que no existe en la práctica la figura del militante.

El Centro Democrático debe ser un partido de masas, y la militancia debe ser el poder real del partido. Por lo tanto, el ser militante no es una figura decorativa, sino la esencia orgánica del partido, en consecuencia las condiciones de elegibilidad y permanencia deben ser muy estrictas, y los deberes y derechos de los mismos muy bien estipulados y ejercidos.

B) Mecanismos de solución de controversias.

Los estatutos de un partido deben anticipar conflictos y deben ofrecer marcos para promover, pero también para contener, un debate interno saludable.

Dado que los partidos colombianos son confederaciones de caciques políticos, no existe ni la previsión de controversias ni mucho menos mecanismos para solucionarlas, si un cacique está en desacuerdo con el partido, simplemente monta tienda aparte.

El Centro Democrático debe ser democrático, pluralista y deliberativo, por lo tanto en sus estatutos se debe prever la existencia de tendencias internas y planificar los mecanismos democráticos de expresión y representación proporcional de las mismas.

C) Selección de los dirigentes y candidatos del partido.

Los partidos se benefician teniendo reglas claras sobre la selección regular (y posible destitución) de los dirigentes y candidatos del partido.

Aquí caemos otra vez en lo mismo: partidos de cuadros, en donde los avales se dan a dedo.

El Centro Democrático por ser un partido doctrinario y programático, constituido por militantes, y en donde el poder reside en éstos, para comenzar no puede tener la figura del aval. Toda su dirección y la selección de sus candidatos debe estar en manos de la base del partido, y para ello sugiero el mecanismo  más democrático posible: primarias cerradas, por listas, con representación proporcional.

D) Rendición de cuentas en las finanzas de un partido. Es obvio que en el manejo de los recursos financieros está la base del poder dentro del partido. Si bien hay normas muy claras al respecto, en ningún partido se cumplen,

El Centro Democrático debe establecer un sistema transparente, auditado y con severas sanciones (incluidas las penales) encargado del manejo de las finanzas del partido.

Concluimos pues que el Centro Democrático debe convertirse en el paradigma de nuevo partido colombiano: democrático, doctrinario, programático, pluralista y deliberativo. De la elaboración de unos estatutos que contemplen estos principios y de una efectiva aplicación de los mismos dependerá que el CD sea un partido emblema de la democracia participativa colombiana o que se repita el vergonzoso caso del partido de la U.

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