“El Príncipe”, quinientos años después

Por ingenuidad quizá, a Nicolás Bernardo Maquiavelo se le atribuye la frase “el fin justifica los medios”, que por cierto nunca expresó, pero que bien podría reflejar la tendencia de este intelectual por analizar los hechos de manera fría y realista, dejando de lado todo tipo de consideraciones ético-doctrinales, es decir, viendo la cruda realidad de la política, no el deber ser de la misma, considerando que es praxis de hombres, no praxis divina.

A Maquiavelo se le considera como el precursor del análisis político contemporáneo. Su tratado político, “El Príncipe”, hace poco cumplió cinco siglos de haberse publicado. Las ideas fundamentales de esa gran obra que todo estudioso de la política debe conocer, no pierden  vigencia. Muchos prefieren no opinar sobre el pensamiento político de este genio o evitan el desarrollo intelectual de sus ideas, por temor a ser calificados como “maquiavélicos” o “diabólicos”. Con Maquiavelo no se debe cometer la simpleza de enjuiciarlo como antiético. Su pragmatismo confirma que la política es de realidades y que no está a cargo de ángeles.

Este fundador de la ciencia política moderna solo vivió 58 años, pero fue una de las figuras relevantes del renacimiento, como funcionario público, diplomático, filósofo político y escritor, sobre todo por los consejos que su pluma dejó a los gobernantes y estudiosos del arte y ciencia de la política. Veamos algunas de sus reflexiones:

• “Aquel que piense que los favores harán que los grandes personajes olviden ofensas pasadas, se engaña a sí mismo”. (Cuando murió el Papa Alejandro VI, César Borgia maniobró para  forzar la elección del Papa Julio II, pero éste, en pago, no descansó hasta ver a Borgia en la ruina).

• “Todo hombre prudente debe entrar en el camino que siguieron los grandes e imitar a los que han sido excelsos, para que si no los iguala en virtud, por lo menos se les acerque”. (La visión de un Presidente debe ser de estadista, más que de mandatario).

• “No hay nada más difícil de emprender, más dudoso de hacer  triunfar, ni más peligroso de manejar, que el introducir nuevas leyes”. (El innovador se transforma en enemigo de todos los que se beneficiaban con las leyes antiguas y solo gana la amistad de los que se benefician con las nuevas).

• “Aquel príncipe que obtenga el poder mediante el crimen y el maltrato, siendo éste vil y déspota, debe entender que una vez subido al poder tiene que cambiar esa actitud hacia el pueblo”. (El autoritarismo es el peor consejero para un gobernante ante un pueblo cada vez más y mejor informado).

• “Al pueblo se le debe dar libertad, para ganarse su favor; al fin y al cabo, será el que al final decida el futuro de sus gobernantes”. (Quien gobierne debe entender que la libertad no es un  favor, es un derecho que no debe conculcar nunca).

• “Desde hace un tiempo a esta parte, yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla”. (Confirma aquello que el político tradicional piensa una cosa, dice otra y termina haciendo una diferente a lo que piensa y expresa).

• “Así pasa en las cosas del Estado: los males que nacen en él, cuando se los descubre a tiempo  (lo que solo es dado al hombre sagaz) se los cura pronto; pero ya no tienen remedio, cuando por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto que todo el mundo los ve”. (Las pandillas son ejemplo de cómo se dejó crecer un fenómeno, por ahora incontrolable).

• “Para evitar una guerra nunca se debe dejar que un desorden siga su curso, porque no se la evita, sino que se la posterga en perjuicio propio”. (La Isla Conejo ejemplifica cómo el error de un excomandante militar en La Unión, al no ser corregido a tiempo, ha alcanzado las actuales consecuencias).

• “El que ayuda a otro a hacerse poderoso, causa su propia ruina”.(Ídem)

• “Un príncipe sensato no debe preocuparse de ser tildado de tacaño; con el tiempo se verá que le bastan las entradas que tiene para defenderse de quien le hace la guerra, sin gravar al pueblo”. (Un mensaje a la austeridad y a evitar  manosear las pensiones).

• “Respecto a los asuntos privados de sus súbditos, debe procurar que sus fallos sean irrevocables y adquirir tal autoridad que nadie piense en engañarlo ni en envolverlo con intrigas”. (El gobernante debe respetar la institucionalidad y evitar a los zalameros y aduladores).

“El Príncipe”: perdurable obra de teoría política que después de 500 años de publicada no debe ser, ni estigmatizada ni soslayada, por quien pretenda gobernar con sentido común.

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