Pecado original

El propósito de este argumento, el de un gran pecado original, es descargar todas sus responsabilidades en el Estado y en las élites.

Las Farc quieren llevar el tema de las víctimas y el perdón lo más lejos posible en el tiempo, mucho antes de sus inicios, cuando las injusticias sociales no dejaron una salida distinta a la insubordinación. A partir de entonces, toda la sangre derramada y toda la ruina producida han sido el resultado de una guerra que la propia ‘oligarquía’ comenzó. En consecuencia, antes que pedir perdón hay que remitirse a la situación que propició la reacción guerrillera.

El propósito de este argumento, el de un gran pecado original, es descargar todas sus responsabilidades en el Estado y en las élites. Algo así como que nosotros respondemos por los excesos si ustedes antes responden por las injusticias.

Sin embargo, el argumento de las Farc se cae por dos razones contundentes. En primer lugar, si bien es cierto que Colombia es un país injusto y desigual, es arbitraria su pretensión de asumir la representación política de los sectores agraviados. Cualquier sondeo muestra que el respaldo de la población a su causa no supera el margen de error de la encuesta. En otras palabras, los agraviados no justifican la violencia en su nombre.

Y el rechazo no se debe, como aducen las Farc, a la manipulación de los medios, sino a su incapacidad de resolver los problemas concretos de los sectores agraviados. Es así como, después de cinco décadas, el único legado de las Farc a los campesinos ha sido el esfuerzo sobre sus espaldas para mantener funcionando su aparato de guerra contra el Estado.

En segundo lugar está la incapacidad de las Farc de amenazar directamente a los sectores del Estado y de las élites que se benefician de todas las injusticias que ellas denuncian. Ni los grandes capitalistas del país ni la élite política de Bogotá han sido sus principales víctimas. Por el contrario, si algún sector ha tenido que padecer la explotación económica y militar de las Farc ha sido la gente de las regiones periféricas sin mayor peso en el poder nacional.

¿Cuántos oligarcas o burgueses puede haber en La Hormiga o en Cacarica? ¿Es un ganadero de La Dorada o de Magangué el prototipo de un explotador de las clases trabajadoras? ¿Son los políticos de Carepa o El Bagre un mecanismo de dominación capitalista?

Gente como esta fueron sus principales víctimas. A ellos es a quienes las Farc deben verdad y reparación si es que quieren perdón. Y en ellos no se ven trazos del tan mentado pecado original.

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