ELECCIONES CRUCIALES, CADA VOTO CUENTA

Estamos frente a un grave problema: la escogencia del próximo presidente. En medio de una sociedad apolítica, descreída en todo sentido, con poco sentido de la importancia del presente y el futuro.

A la par que estamos rodeados de países latinoamericanos muy cercanos al marxismo internacional, con escasa o ninguna libertad de prensa. Naciones que no son ejemplares, con fuertes crisis: altísima inflación, escasez en múltiples sectores, violencia en las calles, etc. Estados como Cuba, Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia y Nicaragua, no son dignos de imitar. A lo anterior, súmele el creciente interés de Rusia y China en este continente, buscando estrechar cada día más los lazos con sus actuales camaradas, hechos reales que hacen ver el porvenir de Colombia amenazado. La solución a nuestros problemas no puede venir de ese astuto bloque.

Y que no se diga que, quienes no compartimos las propuestas de Santos rechazamos la paz. Todos queremos la armonía, la concordia, la conciliación, sin embargo queremos perdonar, pero no premiar.

Cuando en Europa disminuye la influencia de la izquierda, años después de haber caído la cortina de hierro y de comprobar que ese tipo de Gobierno socialista al máximo no trae la prosperidad, nuestro Gobierno no sólo le coquetea a esas naciones, sino que Santos prácticamente está en sus manos para la reelección y para su anhelado premio de Paz. Irónico, que sea Cuba el tambor mayor en la política colombiana. Esa nación, bastante pobre, con estudios para todos pero sin oportunidades de trabajo, cuyas averiadas edificaciones nunca son arregladas, pero sobre todo donde el dictador Castro fusiló a casi toda la oposición, a la par que eliminó todos los partidos y medios de comunicación, sigue descrestando a ciertos políticos y a algunos cándidos ciudadanos.

Y si a esto le sumamos una mermelada desbordada, debemos prepararnos con todas nuestras fuerzas y con nuestro patriotismo para convencer al amigo o al lejano conocido, con nuestras pequeñas opiniones, para llevar a la presidencia a un candidato idóneo, honesto, el de más experiencias económicas, luchador, descentralista, valiente y dentro de la oposición, el que más factibilidad tiene de ser el próximo presidente: Zuluaga, cuya campaña es una de las más pobres, en comparación de la opulencia de otras, además, con su eslogan nos recuerda al Zorro, el líder que luchaba por los pobres y afligidos.

Con todo respeto, a Santos (centralista de nacimiento y modus-vivendi) lo vemos como el político que elegimos con unas propuestas y en el camino nos cambió el norte.

Zuluaga, quien se hizo a fuerza de sudor, sin alharacas, sin lucir como paisa, ni como pobre, es un aspirante serio, sin veleidades, recorre el país. Debo reconocer que Marta Lucía Ramírez es una gran candidata, capaz, honesta y con experiencia ejecutiva, pero con resultados en las encuestas que poco le ayudan, al mismo tiempo que el respaldo político del Partido Conservador está muy fragmentado. Hay que ser realistas. Por su parte, el candidato a vicepresidente Holmes Trujillo, ecuánime y capaz, donde ha trabajado ha dejado magníficos resultados y siendo liberal es una gran fórmula.

El momento es histórico. El futuro puede ser aterrador. ¡Qué susto… Pensemos en los miles de exiliados que salieron de Cuba en las décadas del 60 y 70 del siglo pasado y que hoy repiten miles de expatriados venezolanos en todo el mundo. Vote con su cerebro. ¿Si no es Zuluaga, quién?.

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