Humildad en la victoria

Mal hizo el candidato-presidente cuando pretendió encender los ánimos de la polarización al reconocer su derrota del pasado domingo, indiscutible presagio de lo que será el resultado de la segunda vuelta dentro de escasos19 días.

Eso de que todo un Presidente le diga a sus gobernados que hay que escoger entre el miedo y la esperanza, entre la guerra y la paz y demás palabras propias de un mal perdedor, es síntoma de que en el desespero algo perverso podría maquinarse muy al estilo de los Jota Jota y los Estupiñanes, así haya quedado demostrado que de nada valió esa guerra sucia porque cual bumerang los ataques se devolvieron y ahí están las consecuencias: El país apoyó al ofendido y les dio un voto de castigo a quienes encarnan el todo vale y el fin justifica los medios.

El próximo presidente de los colombianos demostró en su alocución del domingo en la noche la grandeza de su casta y la nobleza de su espíritu. Humilde en la victoria y lejos de lanzarle oprobios a su contrincante, el malévolamente llamado “Paisita de Pensilvania” expresó que “pasaba la página”, prefirió más bien referirse a su propuesta de gobierno e invitó a los demás candidatos a sumarse a su causa en el convencimiento que será el mandatario de todos los colombianos sin importar su rótulo político.

Vendrán ahora las alianzas selladas con mermeladas y no serán raras nuevamente las guerras de los hackers mercenarios, las grabaciones amañadas y demás ataques matreros, porque la consigna será atravesársele al futuro ganador a como dé lugar mientras que Zuluaga -repito- ratificará sus mayorías sin necesidad de venderle al alma al diablo.

Y a propósito, esperemos cuál va a ser la reacción de la guerrilla, que también y en su desespero, se le atravesará a Óscar Iván y presionará al pueblo colombiano a que vote para que siga su interminable proceso a sabiendas que lo que le espera es una pasada al tablero en la que será desenmascarada y puesta en su lugar.

De ahí que no hay que cantar victoria por más de los 450.000 votos de ventaja, la segura adhesión de Martha Lucía con el Partido Conservador y de buena parte del Peñalosismo -a pesar de los caramelos que le han ofrecido- que tienen abierta la puerta de manera franca y sincera y así los medios vergonzosamente vendidos al régimen, los columnistas que no tienen mayor injerencia en la opinión pública y todas las encuestas que perdieron el año, den las famosas patadas de ahogado que mucho daño le pueden causar a la democracia.

Ah, y de nada sirvieron los berrinches Gaviristas, que en Risaralda fueron castigados con una apabullante zurra, como tampoco de nada van a servir las campañas de desprestigio, las acusaciones falaces y las promesas electoreras con las que se pretendió engatusar en la primera vuelta, pues como él mismo Santos lo dijo alguna vez, “al burro no lo capan dos veces”.

¿Y qué pasó en el Valle? Pues que funcionó la maquinaria, el dúo Dilian-Roy y una excelente gerencia de campaña acompañada por un gobernador que la metió toda por Martha Lucía y se consagró como nuevo gran jefe conservador del departamento.

P.D.: Con la muerte de don Alfonso Arango Jaramillo se va otro personaje de esa Cali en que las virtudes, la caballerosidad, el don de gentes y la corrección eran las normas éticas que la regían. Paz en la tumba de este gran señor.

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