La masacre de La Fría

El pasado viernes 16 de mayo de 2014 se desarrolló en la ciudad de La Fría, capital del municipio Francisco García de Hevia del estado Táchira, un extraño operativo, de un comando especial de la Policía Nacional Bolivariana, enviado especialmente desde el nivel central a esta zona norte del Táchira, donde murieron cuatro ciudadanos.

El ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, “informó que fue desmantelada la banda delictiva denominada ‘Los Urabeños”. El grupo originario de Colombia se dedicaba al secuestro, el sicariato y la extorsión en La Fría, estado Táchira.

“Gracias a las comunas se pudo derrotar en Táchira a una banda de narcotraficantes, denominada Los Urabeños”, dijo durante su participación en una jornada de trabajo con líderes de comunas de todo el país que se realiza en Caracas.

Indicó que las autoridades venezolanas en la frontera habían estado realizando labores de inteligencia, gracias a los datos e informaciones suministradas por integrantes del Movimiento por la Paz y la Vida, lo que permitió “identificarlos, abordarlos y la madrugada de hoy (sábado) enfrentarlos”.

Informó que durante el enfrentamiento, resultaron cuatro personas fallecidas y seis están detenidas, los cuales se encuentran a la orden del Ministerio Público.” (Tomado del portal del diario La República del 17/05/2014)

Junto al licenciado Walter Marquez, y un calificado grupo de profesionales, atendimos el clamor de las familias de las víctimas para estudiar este caso, en razón de que a varias de ellas las conocemos por nuestra actividad política y social a lo largo de varias décadas en la zona norte del Táchira, región que me eligió cuatro veces consecutivas como parlamentario uninominal al Congreso de la República y a la Asamblea Nacional.

Al examinar el lugar de los acontecimientos uno empieza a poner en duda la tesis oficial del enfrentamiento. Una investigación técnica puede certificar que allí no se presentó tal enfrentamiento, como lo ha sostenido la versión oficial.

Pero lo que de entrada se cae completamente es la afirmación del vocero del gobierno socialista del desmantelamiento de una “banda delictiva” originaria de Colombia, dedicada a diversos delitos.

Una banda delictiva es una organización estable de personas asociadas para cometer delitos. Como agrupación humana, construye nexos entre sus integrantes y cuenta con una infraestructura logística para la comisión de los delitos.

En el caso de las personas asesinadas en La Fría, nuestra primera investigación nos lleva a la conclusión de que no existía una vinculación entre ellos, ni tampoco con las personas detenidas. Ninguno de los muertos se conocía entre sí.

Tres de los fallecidos son personas ampliamente conocidas en las comunidades donde habitaban. Vivian en zonas distintas de la zona norte del Táchira. Uno, agricultor y feriero, vivía en la zona de la montaña alta, próximo al páramo de La Negra, comunidad totalmente alejada y distinta del sitio de los acontecimientos. Otro, metalúrgico, en el casco urbano de La Fría; y el otro mesonero en un barrio popular de la capital del municipio García de Hevia.

Los tres venezolanos fallecidos, reconocidos como personas dedicadas al trabajo honrado y para nada vinculado a los delitos que le atribuyó el ciudadano ministro del Interior y Justicia. Todos vinculados a familias reconocidas en sus respectivas comunidades por su apego al trabajo y por larga trayectoria de vida en las mismas.

Tales circunstancias demuelen la tesis de “la inteligencia” con la que el gobierno trabajó este caso, y ponen en evidencia la tragedia que vive nuestro país, como consecuencia de la falta de profesionalismo, ética y compromiso ciudadano de quienes dirigen las políticas de seguridad ciudadana, y que son capaces de presentarle al país como un éxito un operativo policial, que tiene todas las características de un acto propio de una banda criminal, muy lejos de la actuación de una policía moderna y comprometida con la vigencia de los derechos humanos.

Lo ocurrido en La Fría el pasado 16 de mayo no tiene otro nombre que el de una masacre. El de una incursión criminal de una policía carente de conducción eficiente y con una ausencia de valores, capaces de llevarlos a montar un falso positivo de esa magnitud.

El Estado venezolano no puede cerrarse a evaluar y a investigar todas las aristas de este evento, pues estaría dándole la espalda a su obligación constitucional y legal.

Como personas comprometidas con nuestra sociedad, recurriremos a los entes competentes en el plano nacional e internacional para que la verdad sea conocida, y para que los responsables de estos delitos de lesa humanidad reciban el castigo establecido en el ordenamiento jurídico.

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