¡QUE PENA! SEÑOR ARZOBISPO

Me dio mucha pena y vergüenza como Colombiano y como católico, escuchar al máximo jerarca de la Iglesia Católica Colombiana, expresar en un noticiero nacional, que en el mal llamado proceso de paz que se discute en la Habana, los guerrilleros y jefes máximos de las farc no deberían pagar cárcel y que además de esto deben ir al Congreso de la República.

Quiero para iniciar este escrito, decirle que “los enemigos de la paz”, son esos mismos que hoy están en La Habana, dialogando con el gobierno Santos, son todos los comandantes como máximos líderes de la Farc, sus mandos medios y los guerrilleros rasos, que se encuentran hoy a lo largo y ancho del país, los que han bañado de sangre durante más de 60 años los campos colombianos, y hoy lo siguen haciendo sembrando el terror y la muerte, como grandes gestos de paz, en este proceso. ¡Que avances tan maravillosos!

No somos los colombianos de bien los enemigos de la paz, somos las víctimas directas o indirectas de la barbarie de estos asesinos, y siempre hemos anhelado con todo nuestro corazón, que llegue algún día la paz a nuestra Patria. Pero no se confundan ni se equivoquen, no queremos con este remedo de diálogos en La Habana, le entrega de nuestro país y nuestra libertad a las Farc, a Marcha Patriótica, al comunismo internacional, a los hermanos Castro, a Maduro y a las demás fuerzas oscuras que quieren convertirnos en una segunda Venezuela. No queremos la entrega de nuestra patria, a quienes han sido nuestros más grandes verdugos.

Ahora bien, quiero pedir la atención de los amables lectores, para llamar la atención de todos, porque mientras nosotros miramos y aplaudimos a nuestros jugadores de futbol, todos estos narco terroristas están reclutando niños en los campos de nuestro país, están asesinando policías y soldados, extorsionado a las comunidades de pueblos y ciudades, reventando las tuberías del oleoducto, cobrando vacunas entre otros, a las empresas petroleras y a las firmas de ingenieros, para permitirles construir las vías y las obras civiles, hoy están como en el año 2.000, haciendo presencia en las territorios de donde las Fuerzas Armadas los habían desterrado, con el proceso de Seguridad Democrática del Presidente Álvaro Uribe Vélez. Esas zonas que ya estaban en paz, las han convertido nuevamente en territorio de guerra y terror.

Ellos ya tiene tomadas grandes regiones, como son el Catatumbo, toda la zona fronteriza con Venezuela desde la Guajira; el sur del país, Putumayo, Cauca, Arauca, Caquetá, Valle, Huila, Nariño, y todo el corredor del Pacifico, Buenaventura, Tumaco, Chocó y el Urabá Antioqueño. Estas últimas zonas son de importancia vital para para la guerrilla y las bacrim, como corredores para sacar la cocaína al exterior. El sur de Bolívar, Córdoba, Sucre y parte del Tolima, están copadas por las Farc y el Eln. Todos trabajan sin descanso en cada una de las áreas que les toca, como adoctrinamiento de comunidades, siembra de minas quiebra patas, abastecimiento de armas y alimentos, organización de milicias. Están copando todas estas grandes zonas con la complacencia del gobierno, para que los señores de las Farc no se vayan a molestar y se levanten de la mesa de negociación. Muy al estilo de Juan Manuel Santos, él niega que esto esté sucediendo, son los enemigos del proceso los que se inventan estas cosas.

Ahora bien, dice el dicho que la gente no aprende si nos es en pellejo propio. Alguno de ustedes ha visto contrariado o molesto, a alguno de los miembros de las Farc que están en La Habana, o a sus correligionarios como Piedad Córdoba, Cepeda, Cristo, Rivera, Barreras y otros pocos, pidiendo que se levante la mesa de negociación o peleando por los contenidos de los acuerdos? No, todo lo contrario, están pidiendo que se agilice el proceso para finalizarlo a la brava. Están dichosos porque todo está hecho a su medida, para que en un futuro de mediano plazo, puedan tomarse el poder, “eso, si los dejamos”.

El mejor ejemplo que tenemos de cómo será el futuro de nuestro país, en manos de las Farc y de sus correligionarios de izquierda, lo más parecido al modelo castro chavista que hoy impera en Venezuela, es el del Sr Petro, quien además de inepto, arrogante, de autoritario, de perverso enfrentando a ricos ya pobres, pasándose por la faja el ordenamiento jurídico de Colombia, abusando de la figura de la tutela, para dilatar y enredar, primero el proceso de revocatoria de su mandato y posteriormente el proceso de su destitución e inhabilidad, impuesta en un proceso disciplinario por la Procuraduría General de la Nación. Esto por denuncias presentadas por malos manejos, en contratación directa y otros actos irregulares de la administración, con un gran detrimento patrimonial para la ciudad, por la Defensoría del Pueblo y por la Personería de Bogotá, que han generado el caos jurídico a nivel nacional, con interferencia del sistema interamericano de la OEA.

Respecto a la medidas cautelares decretadas por la Comisión Interamericana,  que pudieran tener carácter vinculante para el País, son únicamente cuando la vida y la integridad personal de la persona o funcionario demandante, corren grave peligro. Aquí en este caso como en muchos más, esto no es cierto, y por lo tanto no hay lugar a ellas. Este es otro caso, de la izquierda infiltrada en organismos internacionales. Hoy la institucionalidad jurídica colombiana está a la deriva, y la ciudad de Bogotá, nuestra ciudad, es el CAOS.

Tal es el grado de inestabilidad de nuestro país, por todo este proceso de deterioro de nuestra seguridad, que muchos sectores de la sociedad como los campesinos y transportadores, van a salir a un paro nacional. Pero ojo, tiene también ese ingrediente de infiltración y avance de las Farc, como resultado del dominio en muchas zonas del país, como lo mencioné anteriormente.  Estos son anticipos del proceso de paz del sr Santos.

Mañana hablaré de sus dos propuestas, para que las Farc no paguen cárcel y vayan al Congreso de la República.

Paso amigos lectores a la segunda parte de mi escrito, sobre la primera propuesta del señor Arzobispo Rubén Salazar, máximo jerarca de la Iglesia Católica, respecto a los diálogos en La Habana, entre el gobierno de Juan Manuel Santos y el grupo narco terrorista de las Farc.

“PARA QUE NO PAGUEN CARCEL”, Usted como otros pocos, como los señores, Santos, Cristo, Barreras, Rivera, Posada, Piedad  Córdoba y Cepeda, quieren un proceso de paz a la brava, arrodillando el país ante sus verdugos.

Le voy a recordar y a mencionar que esto afortunadamente para los colombianos de bien, no es posible, porque Colombia es signataria del Tratado de Roma, como miembro de La Corte Penal Internacional. En este ordenamiento jurídico internacional está establecido en forma clara y perentoria, que quienes hayan cometido DELITOS DE LESA HUMANIDA Y CRIMENES DE GUERRA, se harán acreedores a las penas establecidas en el ordenamiento jurídico de cada país, y si éste no lo hace y no cumple con lo establecido, la Corte intervendrá para llevar adelante esos procesos judiciales y castigar severamente a los responsable de estos crímenes.

El artículo 4, inciso 2 del estatuto de la Corte dice. “La Corte podrá ejercer sus funciones y atribuciones de conformidad con lo dispuesto en el presente estatuto, en el territorio de cualquier Estado parte y, por acuerdo especial, en el territorio de cualquier otro Estado.”

Esto lo han expresado públicamente entre otros, la Fiscal de la Corte Penal Internacional, en visita reciente a Colombia, en la que Juan Manuel Santos le expresó que en este proceso no habría impunidad, un personaje menos al que no pudieron engañar. Igual pronunciamiento lo hizo el Departamento de Estado de los EE.UU. y el Congreso de ese país, en el que advierten que no aceptarán impunidad con amnistías y perdones, en este proceso de negociación con las Farc en La Habana. Sujetaron el  desembolso de los giros que hace ese país como parte de la ayuda a Colombia, al cumplimiento de estos compromisos.

Aquí no hay lugar a leguleya das, ni justicia transicional que valga, como lo ha expresado en reiteradas ocasiones el Procurador General de la Nación, en concordancia con la Constitución Nacional y las leyes vigentes, así el Fiscal patine en todas las direcciones.

Ahora bien, quiero retarlo Monseñor a que hagamos este ejercicio, para que usted lidere públicamente una campaña nacional, para que los culpables de haber quemado con ácido a centenares de mujeres indefensas, no paguen un solo día de cárcel. Estos sujetos que son homicidas, depravados, anormales, salvajes, corrompidos y dementes, que mataron en vida a estas inocentes personas, y que han cometido solo ese delito y la sociedad entera está pidiendo a gritos, penas para ellos de más de 30 años, como castigo mínimo por la tragedia que les han causado, no solo en sus cuerpos como también en sus anhelos, en detrimento de su personalidad, y el gran dolor causado a sus familias.

Le pregunto, que podrán pensar los millones de Colombianos que han sido víctimas de las Farc, y cuál sería el castigo para estos narcoterroristas que han cometido delitos de Lesa Humanidad y crímenes de guerra, como el secuestro, la extorción, el asesinato de sus padres, de sus hijos, de sus hermanos, el desplazamiento forzado de toda su familia, dejándolos en la extrema pobreza, el genocidio de comunidades enteras, la muerte y discapacidad permanente de niños, de mujeres, de campesinos, de soldados y policías, como víctimas de minas quiebra patas, que han atacado poblaciones enteras, destruyéndolas y quemando sus iglesias, el reclutamiento de niños menores de edad, la violación y práctica del aborto a esas niñas reclutadas a la fuerza, la muerte en estado de indefensión tanto de civiles, como de policías y soldados, la desaparición forzada de personas humildes, el ataque a puestos de salud y hospitales en las regiones más apartadas, el secuestro de militares y policías, como de civiles durante más de 11 años, y hoy la extorsión y quema de oleoductos y derrumbamiento de torres de energía en todo el territorio nacional, como gestos de paz por parte de ellos.

Si a los homicidas con ácido, por ese solo delito, la sociedad está pidiendo para ellos 30 años de cárcel sin rebajas, cuanto cree usted Monseñor que el pueblo colombiano pediría para estos criminales, que llevan 50 años cometiendo cientos de delitos cada uno, en contra de los compatriotas, sembrando la muerte, el dolor y la pobreza, por todo el territorio patrio.

Cree usted que ese 75% de colombianos que reseñan las encuestas, que no aprobamos como se está llevando a cabo el proceso de diálogos en La Habana, lo hacemos porque somos enemigos de la paz para nuestra patria, o porque somos ingenuos.

Para finalizar, usted expresó que estos sujetos deberían ir al Congreso, como lo ha dicho también Juan Manuel Santos y los mismos que ya conocemos. Que falta de respeto y menosprecio por una de las tres ramas del poder público de Colombia, así sea una de las instituciones más desprestigiadas por la corrupción que allí existe, en cabeza de muchos de los miembros que lo componen dirigidos por el mismo Santos.

Pero no hay que olvidar que allí se construyen las leyes y el ordenamiento jurídico de toda la Nación, se legisla sobre asuntos de interés nacional y regional, y que todo el andamiaje se constituye en la brújula del sistema democrático colombiano. Sin embargo no entiende uno, como se plantea a la nación entera, que este sea este el único lugar, al que pueden llegar estos asesinos que ha llenado la patria de muerte y dolor. Pareciera que las mejores credenciales para llegar después de este proceso, al Congreso de la República, como única alternativa, sea tener el más grande y siniestro prontuario, que sean el homicidio, la tortura, el secuestro, la extorsión y el narcotráfico entre otros, las mejores credenciales para ocupar una curul.

Esto es demencial, al igual que ellos, que no son más que seres desequilibrados mentalmente, son sujetos psíquicamente anormales. Una persona normal como la mayoría de los colombianos, no somos capaces de matar un animal, menos a una persona, y estos lo han hecho cientos de miles de veces sin inmutarse. En manos de estos criminales vamos a poner el destino de nuestra patria.

Monseñor le vamos a ayudar a ser creativos, le proponemos para estos sujetos, colonias penales agrícolas, trabajos agrícolas en la selva pero no sembrando coca. Allí se pueden resocializar. Los discursos mejor se los dejamos a gente sin prontuario.

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