RAZÓN TIENE RAMIRO

Antes de enviar la carta a El Colombiano y después de haber hablado sobre el tema con Martha Ortiz Gómez, directora del medio, Ramiro Valencia me llamó para leerme su renuncia como colaborador de este diario. Le pedí que no se retirara pero, a la vez, yo sentía que tenía toda la razón.

La razón, porque este país ha cambiado tanto, que escribir y opinar se ha vuelto un reto y hasta un peligro. Los temas son tantos y tan dolorosos que afrontarlos en un escrito se convirtió en algo muy difícil. Por otro lado, escoger tema hay que pensarlo dos veces porque se arriesga la libertad frente a una justicia que deja muchas dudas, que opera en innumerables casos basada en testigos falsos o provenientes de grupos subversivos que reciben el beneficio de rebaja de la pena si acusa a alguien, generalmente una persona influyente y de algún prestigio. Peligroso porque opinar puede molestar a alguien que resuelve su inconformidad con la violencia hasta el punto de volverse un riesgo para la vida.

En esta campaña sucia no se sabe qué decir cuando las mentiras, las ofensas y el cinismo se convirtieron en el único argumento de algunos de los candidatos. Montajes, filtración de información a los medios amigos, errores que no se corrigen, señalamientos con toda la desfachatez de un cínico, eso es lo que estamos viviendo.

Y voy a hablar de este último punto: el cinismo del candidato Juan Manuel Santos.

En los foros por televisión, a los que este candidato asistió, porque a otros no quiso presentarse, como a los de este diario, la Universidad de Antioquia y Eafit, aunque el lunes pasado, en estas mismas páginas, contestó a la pregunta: "¿Irá a debates durante estas tres semanas?". Él sin sonrojarse contestó: "Por supuesto que asistiré. Nunca me he negado a debatir cualquier tema".

Volviendo a los foros por la TV; le hacían una pregunta y, al contestar, miraba y señalaba a Óscar Iván Zuluaga y decía: "en el gobierno anterior" como si él no hubiera hecho parte de ese gobierno que lo llevó al cargo que hoy ocupa. Pero lo peor, lo que casi me indignó, y digo casi porque ya nos vamos acostumbrando a tanto cinismo, fue cundo habló de los falsos positivos (si fue que los hubo) "en el gobierno anterior", como si él no hubiera sido el jefe inmediato de las Fuerzas Militares en ese gobierno y, por lo tanto, responsable de lo que se hiciera en su cartera.

El candidato Santos ha tratado de desorientar a la opinión sobre la posición del candidato Zuluaga frente las conversaciones en La Habana.

No es, como él dice, que el dilema es entre la paz y la guerra. Es la paz con sometimiento a la justicia, así sea con beneficios. Pero una paz con reparación, con reconocimiento de los crímenes y con sometimiento a una justicia con beneficios. Lo otro es una mentira a la que nos quiere llevar para conseguir el voto de los incautos.

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