UNA JUSTICIA SIN MICRÓFONO, UN PERIODISMO SIN MARTILLO

Asistimos por estos días los colombianos a la acentuación de un fenómeno que viene ocurriendo hace algún tiempo: los jueces actúan como periodistas y los periodistas actúan como jueces.

¿Cuándo se dio ese cruce de funciones?

Basta recordar al exmagistrado Jaime Arrubla Paucar, en su cargo como presidente de la Corte Suprema, apareciendo ante las cámaras cada vez que podía para referirse a procesos en contra del uribismo o del propio expresidente. Por eso alguna vez éste último le solicitó lo siguiente públicamente el 2 de diciembre de 2010 en entrevista con RCN: "Dr. Arrubla, pónganse a cumplir como magistrado y no como vocero político". Bochornoso ver a un togado hablando ante cámaras con la ligereza de una sección de entretenimiento sobre procesos judiciales, sobre los cuales debería, por el contrario, actuar con absoluta reserva y con la mesura que exige su investidura.

En este sentido, reprocho las declaraciones del fiscal general Eduardo Montealegre publicadas ayer en El Tiempo, en las cuales sin mayor dificultad deja entrever su sesgo ideológico al hacer referencias que rayan con el discurso político. Desde la rama judicial no se le debe hacer la segunda voz al Gobierno (hoy en campaña) al referirse irresponsablemente sobre personas de "ultraderecha" e inferir que hay sector político intentando sabotear de manera ilegal las negociaciones en Cuba. Con extrañeza veo cómo un fiscal sale diligentemente ante las cámaras de televisión a referirse sobre el tema del "hacker". Ni el tiempo que tardó para aparecer en diferentes medios ni el momento político previo a elecciones me cuadran para confiar en la persona que maneja hoy las riendas de nuestra justicia.

"La justicia abandona la magistratura cuando se deja tentar por la política": Álvaro Uribe Vélez.

El país necesita un fiscal serio, docto y equilibrado. La polarización que se vive hoy en día no se debe alentar desde la rama judicial. Ya suficiente hacen algunos medios de comunicación en este sentido.

Por el lado del periodismo vemos también algunos personajes que parecieran aplicar el martillo de la justicia en sus oficios, dejando de lado el rigor que exige entregar una información seria, veraz y sin sesgo al receptor. Dos ejemplos de estos periodistas son las señoras Vicky Dávila y Camila Zuluaga, por muchos admiradas, por mí personalmente no. Tanto el entrevistado como el oyente merecen respeto y su quehacer periodístico en ocasiones carece de este. La cizaña le resta seriedad y objetividad al mensaje del periodista.

La Revista Semana en su más reciente edición tituló su portada "No más guerra sucia". Respaldo totalmente la invitación, sin embargo, no me suena coherente la petición con su línea editorial. Por último, el reciente editorial de El Tiempo desaprobando la columna de opinión de Fernando Londoño es una mordaza solapada a la libertad de expresión del exministro. Flaco favor el que le hacen a este gobierno.

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