‘Desmontaré la reforma tributaria que se hizo contra la clase media’

El candidato presidencial del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, explica su posición actual frente al proceso de paz, tras su alianza con Marta Lucía Ramírez, y señala que nada lo compromete hasta ahora con los puntos acordados en La Habana, ya que primero debe conocerlos y evaluarlos en detalle.

Además, traza líneas gruesas de lo que sería una política fiscal de su Gobierno.

¿Siente que estamos en camino de vivir las elecciones más apretadas de la historia?

Gané el primer tiempo. Ganar en primera vuelta da una señal clara e indicativa de la capacidad que tiene nuestra propuesta política. Ahora viene el partido final, el segundo tiempo para lograr el resultado final. Por supuesto que es una competencia dura, es una definición final y eso le da mucho más contenido y expectativa a esta campaña política. Tengo la confianza de que voy a ganar el 15 de junio. Las encuestas muestran que vamos en la dirección correcta y el respaldo del Partido Conservador en cabeza de Marta Lucía Ramírez va a ser muy importante en los resultados. Además, estamos avanzando con acuerdos con otras fuerzas políticas.

¿Qué tipo de gobierno se puede esperar con una polarización tan fuerte como la que ha habido en el país en las últimas semanas?

Yo creo que un resultado bastante apretado implica, por parte de quien gane la Presidencia, tener una actitud de recoger el sentimiento de todas las fuerzas políticas en temas tan cruciales como la búsqueda de la paz negociada, las propuestas sociales. Colombia debe avanzar porque las elecciones sirven para eso, para expresar cuál es el respaldo de los colombianos a las diferentes propuestas políticas. Eso se debe reflejar en gobernabilidad, toma de decisiones y orientaciones de política.

¿En caso de que usted sea elegido presidente armaría coalición con partidos o sectores que no estuvieron en su campaña?

Hay que construir un gobierno con una coalición mayoritaria, porque hay diferencias de fondo entre orientaciones de los partidos y uno tiene que ser muy coherente. Yo adquiero un compromiso: cumplirle a Colombia con las propuestas que he hecho. Y, sobre esa base, hay que estructurar una coalición de las fuerzas políticas que se comprometan y se identifiquen.

¿Quiénes estarían en esa coalición hoy?

Hoy estamos con el Partido Conservador y un grupo importante de parlamentarios del Partido Verde, que espero puedan apoyar en estos días nuestras propuestas; estaré abierto a diferentes vertientes políticas. Hay temas en los que para todos hay interés nacional: las reformas política, electoral, a la educación superior, y el fuero militar. Allí hay que estar abiertos e invitar a que se puedan sumar apoyos.

¿También los liberales?

Claro, todo el que quiera apoyar. Yo fui ministro de Hacienda y me entendí muy bien con el Partido Liberal y con el Polo, que eran contradictores del gobierno; cuando había que buscar los intereses nacionales, se buscaban acuerdos.

Usted hizo ajustes a su propuesta de paz. ¿Tiene que ver con que la campaña para segunda vuelta se haya fijado este como eje central de la discusión para ganar votos?

Eso muestra mi talante de cómo actuaría si soy elegido presidente. Tengo que interpretar a la gran mayoría de colombianos; es mi deber como Presidente de la República, y el acuerdo en el Partido Conservador le aporta unos elementos importantes en la búsqueda de la paz negociada. ¿Qué es lo importante de ese acuerdo programático? Que no renunciamos a nuestras convicciones. Estamos hablando de una paz negociada sobre la base de las mismas condiciones. ¿Dónde se da un compás de espera? Primero, en evaluar los acuerdos. Segundo, en dar un espacio mayor para exigirle a las Farc el cumplimiento de unas condiciones y seguir adelante.

Pero su prioridad, en caso de ser elegido, no será ir al día siguiente a pedirles a las Farc que firmen un acuerdo…

Vamos a dar un tiempo prudencial para exigir el cumplimiento de unas condiciones que permitan avanzar en la búsqueda de una paz negociada y, en ese intervalo, no se suspenderían las negociaciones.

¿Y si no aceptan, se suspende?

Si, al mes, ellos deciden que no están dispuestos a cumplir esos compromisos, pues tendríamos que tomar decisiones.

¿Cómo suspender el proceso?

Esa siempre será una opción después de que las Farc reflexionen sobre la importancia de que este es un proceso en serio, que tiene que tener límites. Es que las Farc llevan dos años de vacaciones en La Habana, sin ninguna exigencia; están en el mejor de los mundos: siguen reclutando niños (3 mil el año pasado), ponen minas antipersonas, asesinan soldados y policías a sangre fría, extorsionan, secuestran, atentan contra la infraestructura del país. No es posible la búsqueda de una paz negociada así.

¿Usted cree en la voluntad de paz de las Farc o no?

No la han mostrado, siempre nos han engañado. Están de vacaciones en La Habana. No es un proceso serio y no genera confianza ni credibilidad. Tiene que haber términos.

¿Cómo se verificarían esas condiciones?

A las Farc les queda muy fácil negociar la paz conmigo porque soy un hombre de palabra. Con la comunidad internacional tenemos que fijar más mecanismos. Pero, ¿que más verificación que una mamá salga a denunciar que le acaban de reclutar a su hijo de 10 o 12 años? Es que la mejor verificación es la propia comunidad, la ciudadanía. Si le decimos a los colombianos que no va a haber reclutamiento de niños y mañana reclutan en el Putumayo, Cauca o Nariño a un niño, y sale una mamá a decirlo, ¿qué más verificación? Es que la palabra del ciudadano es la que nos muestra los problemas que vive el país. Aquí hay una verificación que es la evidencia ciudadana y tiene que haber mecanismos de verificación que le den claridad y transparencia al proceso.

¿Cambiaría la mesa de negociación de La Habana?

Lo que yo voy a hacer es: gano el 15 de junio, debo entrar a revisar los textos con todo el detalle y qué es lo que realmente se ha avanzado, que el país conozca la verdad sobre eso. Voy a ser respetuoso, porque mi periodo de Presidente empieza el 7 de agosto, y le corresponderá al presidente Santos seguir orientando esa política hasta ese día, pero conociendo lo que se ha negociado, me corresponderá como Presidente reorientar el proceso.

El expresidente Uribe y usted no aceptan el conflicto armado. Si no reconocen eso, ¿sobre qué bases pretende negociar?

Es que el conflicto no cabe con el terrorismo. Usted cómo va a hablar de conflicto si reclutan niños. ¿Cómo se puede justificar que el reclutamiento de niños se asocia con el conflicto? No es posible. Lo primero es que debe haber una suspensión de todas las acciones terroristas. ¡Cómo pueden hablar de conflicto cuando hay terrorismo! ¿Ya abandonaron los 16 frentes de las Farc sus negocios de droga que convierten a esta guerrilla en el cartel de narcotráfico más grande del mundo? ¡Cómo vamos a aceptar eso! ¿Es eso conflicto? El gobierno dice que las negociaciones son para que suspendan eso, pero están haciéndolo todavía. Siguen actuando como una organización terrorista y como el principal cartel del narcotráfico en el mundo. Eso es lo que no se puede dejar en una mesa de negociación.

Un sector del uribismo está de acuerdo con una Constituyente, pero usted no. ¿Qué pasa ahí?

Mi convicción es que no debe haber Constituyente. Incluso, he dicho que la reforma a la Justicia va por acto legislativo al Congreso. Y defenderé esa posición, soy el vocero del Centro Democrático, soy el candidato.

¿Que su partido se olvide de la Constituyente?

Mi partido va a cerrar filas en torno a mi liderazgo y a las propuestas que yo tengo, y nuestra propuesta es no Constituyente.

¿Hay emisarios suyos en La Habana explorando con las Farc?

Eso es falso. Son rumores; no existe, y el único vocero, que quede claro, sobre un proceso que representa la búsqueda de la paz negociada, es hoy el candidato Óscar Iván Zuluaga y, a partir del 15 de junio, el presidente electo Óscar Iván Zuluaga. Seré el único vocero para definir qué se hace, cómo se hace y cuál es el alcance. Posiciones distintas son posiciones personales. Lo único que tendrá crédito es lo que yo diga hoy como candidato y lo que diga como presidente.

¿Le ofrece desconfianza lo que se ha acordado hasta ahora en La Habana?

No sé cuál es el alcance de las zonas de reserva campesina, no sé si se comprometieron a devolver la plata del narcotráfico, a declarar cuáles son las rutas, si se comprometieron a destruir los laboratorios. Lo prudente es conocerlos con todo el detalle y una vez los conozca contárselo al país, porque yo concibo un proceso de paz negociada para que sea exitoso en Colombia, donde no se le vaya a dar la espalda al ciudadano.

¿Entonces, si usted es presidente, no se sentiría comprometido con los tres puntos acordados?

No, para nada. Yo los voy a revisar. Es que hay un principio que lo repite todos los días el presidente Santos: nada está acordado hasta que todo esté acordado. Aquí no hay nada.

¿Qué responde a aquellos que dicen que usted es el candidato de la guerra?

Con ese mismo argumento viene el Presidente-candidato desde hace muchos meses y gané la primera vuelta. Cuando uno mira las encuestas, el tema de La Habana está por allá en el séptimo renglón de interés. Aquí hay un error enorme. El presidente Santos se dedicó a la negociación en La Habana y descuidó los problemas del país. Cuando uno le pregunta a los ciudadanos cuál es su problema, dicen que no es La Habana. Aquí matan más por cuenta del homicidio y el atraco, aquí el problema son las marchas de los campesinos, la falta de salud.

¿Cuál es la primera solución que le va a dar a los colombianos el 8 de agosto?

La reforma de la Justicia la radico el 7 de agosto. El 7 en la noche me voy a dormir en San Andrés, en una fragata colombiana en el Meridiano 82, y llego a Buenaventura a primera hora para poner en marcha un plan de choque para construir una Buenaventura con justicia social, ese va a ser mi talante; el primer consejo comunitario (vamos a ver cómo lo organizamos y lo denominamos) será en Sucre (Sucre), un pueblo de Macondo, de García Márquez; y seguiremos trabajando en Cúcuta y en la frontera, allí tengo un compromiso con un plan de choque, porque tengo una gran preocupación por realizar una política en zonas de frontera.

¿Qué papel tendrá Uribe en su gobierno?

Me siento orgulloso de ser el candidato del uribismo. Yo lo ayudé en los 8 años que transformó a Colombia, tengo una gran afinidad con sus ideas, al expresidente Uribe lo conocí desde que era gobernador de Antioquia, y me siento muy identificado con toda la doctrina que se ha construido con el aporte de él en el Centro Democrático.

Pero claramente, porque lo conozco, puedo decir que el presidente Uribe es un hombre que siempre ha propuesto lealtad a las ideas, que es lo que representa el Centro Democrático; es un hombre respetuoso de lo que es la condición del gobernante y la toma de decisiones, muchas veces lo hemos hablado. Tengo toda la independencia para actuar, como la tuve cuando fui ministro.

¿Se lo ha dicho?

Lo hemos hablado muchas veces, pero lo mejor son los hechos: cuando fui Ministro de Hacienda, muchas veces él reconocía que las decisiones que tomaba eran las más importantes y el tiempo siempre me dio la razón en momentos muy difíciles. Eso lo saben en el Banco de la República. Cuánta autonomía, cuánta independencia, cuánto respeto. Nuestro gobierno fue muy respetuoso y ese será también mi talante con toda la decisión, además que es mi temperamento y mi modo de ser. Respeto la justicia, respeto la libertad de expresión, respeto las cortes, respeto la institucionalidad del sector privado en los gremios, porque siento que así es como se fortalece la democracia.

¿Admite que fue la decisión del presidente Santos de no acatar una superinfluencia de Uribe lo que los distanció? ¿No teme que, si gana, le pase lo mismo?

Me da mucha pena, pero lo del presidente Santos es distinto. Uno no puede hacerse elegir con las ideas de la seguridad democrática, haber sido el gran crítico (de Chávez) para que tomáramos las decisiones con Venezuela, y al otro día llamar a Chávez ‘mi nuevo mejor amigo’; estar buscando un proceso de negociación con las Farc sin condiciones y desmontar la política de seguridad. Traicionó unas ideas, eso es muy distinto, no es una cosa ni de coctel, ni social, ni de chisme periodístico. Es de fondo. Se ganó la Presidencia con la política de seguridad democrática con un gobierno en el cual participó y defendió en todos los temas, y en los debates se escurrió en esos temas.

¿Llevaría a Álvaro Uribe a un cargo público?

Que quede claro: el presidente Uribe será Senador.

Dice Santos que usted y Uribe fueron los gobernantes de los ricos, que entregaron muchos billones en prebendas…

Es un discurso politiquero. Qué lástima que un presidente que lleva cuatro años en el poder use esos argumentos para decirles a los colombianos que quiere reelegirse. Él es amigo de la inversión y de la gran inversión extranjera, él lo sabe con toda su experiencia en el exterior, en Inglaterra, lo que salvó a este país fue la inversión. El país en el 2002 era un país quebrado con la menor tasa de inversión en América Latina. Yo me hago esta pregunta: ¿si eso era tan malo por qué no se opuso cuando era Ministro de Hacienda en un consejo de ministros? ¿Por qué no lo dijo? Ahora es que le parece malo, porque estamos en campaña.

¿Cuál es su línea en materia de impuestos? ¿Qué tanto su línea de impuestos afectará a los pobres, a la clase media y a la clase alta?

Voy a extender el impuesto al patrimonio que es el impuesto a la riqueza, yo prefiero eso que el impuesto a los dividendos.

¿Usted no gravaría los dividendos de las empresas?

No porque prefiero el impuesto a la riqueza. Incluso eso ha sido tan positivo que Clara López ya me compró esa tesis. Voy a extender el 4 x mil, es una necesidad, porque el 30 por ciento del 4 x mil lo pagan el sistema financiero y las compañías minero-petroleras. ¿Para qué lo voy a desmontar?

Yo no estoy de acuerdo con la reforma tributaria que gravó la clase media, esa parte la voy a desmontar.

¿Reduciría la tasa impositiva a la renta laboral?

Colombia tiene la segunda menor participación de la clase media como proporción de la población (32 %), y si la vamos a afectar, ¿entonces cómo vamos a mejorar? Sí, voy a reducir lo que ellos hicieron y a ver qué esquema diferente proponemos, me parece que eso fue un error. No estoy de acuerdo con esos altos niveles de gravamen de impuestos a la clase media entre los cuatro y los diez millones de pesos, me parece que eso es una equivocación.

Yo soy amigo de simplificar e incentivar la informalización, eso es definitivo, si no se simplifica, aquí no habrá formalidad en materia de recaudación.

Y he dicho que lo mejor para aumentar los impuestos tributarios es poner a crecer la economía a tasas altas. Un crecimiento de punto y medio más son tres billones de pesos más al año de ingresos, esa es la mejor reforma tributaria.

Además, he planteado un desafió muy importante para aumentar los ingresos del Estado. Incluso, para tener mayores resultados de la justicia los delitos económicos, ahí está la plata del país. Los delitos económicos están valorados entre 15 y 20 mil millones de dólares. Ahí está la plata para poder generar una gran coordinación de la Justicia con un liderazgo del Gobierno. Ahí se puede montar la cacería del contrabando, de los fallos que en un momento se hacen con el tema de pensiones, con la minería ilegal, en todo el tema del contrabando de la gasolina tiene que haber una actuación ejemplar mucho más audaz.

Aquí es un tema de información, de cooperación, de atacarlo en la fuente, es muy difícil atacar a el contrabando cuando el producto está en la calle, por eso tenemos que fortalecer el tema de los delitos económicos y creo que hay espacio para la reducción de gastos importantes.

Este gobierno, como lo muestran los indicadores, es un gobierno ‘derrochón’. Yo voy a hacer un gobierno austero y se los voy a demostrar, incluso tengo un precedente en una época de tanta crisis como cuando inició en el gobierno Roberto Junguito, un país con su economía totalmente devastada, con tasas de crecimiento negativas, con dificultades de crédito y flujo de caja, tuvo la capacidad de reducir los gastos en un billón de pesos. Cuando hay voluntad política eso es esencial para darle mayor ejemplo y espacio de gasto social, hay que reducir el gasto burocrático.

El gobierno de Uribe redujo algunas ministerios para aumentar la eficiencia ¿usted es partidario de reducir algunas entidades del Estado para poder lograr ese ahorro?

No me meteré en reformas a ministerios. Voy a mantener los que hoy están, esa no es mi prioridad. Lo que sí voy a hacer es que no acepto 13 consejerías.

Yo no tendré la actitud de que por dar gusto y cuadrar agendas políticas nombro personas en cargos del Estado. Lo que sea estrictamente necesario. El gobierno tiene que dar ejemplo de austeridad. Si no hay ejemplo de austeridad en el gasto burocrático, no se recupera la confianza ciudadana.

¿Usted sería partidario de bajar más el impuesto a la renta de capital y dejarlo en un nivel más competitivo?

En ese tema lo que hay que mirar es la tasa efectiva de tributación, creo que esa tasa debe ser más alta para las personas que tienen un alto nivel de riqueza y yo en el tema de empresas soy partidario de reducir tasas impositivas, pero a cambio de inversión. Esa fue la teoría de nuestro gobierno.

Les diremos a los empresarios: usted quiere reducir su tasa, pero tiene que invertir. Condiciones de inversión para aumentar la tecnología, la mano de obra calificada, lo de zonas francas, que nos criticaron tanto, ha sido una redención.

Si usted mira el desarrollo industrial de Cartagena y Barranquilla hoy, o por qué Bucaramanga construye nuevas clínicas, encuentra que hay un común denominador: fue gracias a esos incentivos de zona franca, pero que están condicionados a la calidad de empleo, a contratación a término indefinido, a garantía de seguridad social, a plan de inversiones y acotadas en el tiempo. Yo le doy a usted esos incentivos por 10 ó 15 años, y en 15 años llega de nuevo el esquema de la tributación. Entonces condicionar rebaja de impuestos para inversión es pensar en el empleo. Lo único que genera empleo de calidad es la inversión, el empleo no se crea por decreto, el empleo se da si hay inversión de calidad, inversión sostenible.

¿Penalizaría la evasión?

Ese es un tema que hay que discutir, y en ciertos niveles hacia, arriba, sobre todo en las estructuras donde se montan mafias. Incluso, hoy se puede hacer, con la legislación que tenemos el delito económico tiene sanción impositiva y tiene cárcel, no es necesario un proyecto de ley, porque allí se tipifica un delito económico que tiene sanción penal.

¿Usted puede prometer a que qué tipo de nivel de empleo llegaremos en su gobierno?

Yo pienso que podemos movernos hacia una tasa de desempleo, por lo menos en los próximos 3 años hacia el 8 por ciento, porque si nosotros logramos llevar a nuestros jóvenes a lo que deben estar haciendo, que es estudiar con calidad para tener mejores oportunidades, ahí vamos a tener una población muy importante que va a quedar en el aula escolar y no en la informalidad en las calles buscando oportunidades de ingreso. Esa es una primera transformación que lo asegura. Segundo, creo que podemos reducir la tasa de desempleo porque la prioridad en mi gobierno para el crecimiento económico será en el sector agropecuario y en el industrial. Esos dos sectores representan el 30 % del empleo. Por lo menos el sector industrial es la gran fuente de contratación a término indefinido que es lo que le da la estabilidad laboral. Mi propuesta es muy ambiciosa para que estos dos sectores sean los pilares del crecimiento económico en mi gobierno.

¿Qué se debe hacer con el tema de las drogas?

No estoy de acuerdo con la legalización de las drogas, muestro mi rechazo y oposición y no creo que sea un problema de moda. Es un tema que debemos resolver los colombianos. En mi política, quienes estén en el problema de consumo y adicción, tienen mi apoyo, el cariño y la apertura del Estado y la sociedad para su recuperación.

¿No habrá penalización a ese consumidor?

No, hay que darle las herramientas para su recuperación. He hablado mucho con el Padre Javier de Nicoló, él tiene un registro de más de 500 mil colombianos adictos que lograron un proceso de recuperación, por un trabajo impresionante que lleva haciendo más de 30 años.

Me parece que ahí hay una experiencia super valiosa que muestra que hay mecanismos claros de apoyo con el Estado para lograr que ellos puedan abandonar el consumo.

Segundo, tiene que haber un combate frontal contra quienes trafican, contra el comercio, contra los laboratorios. La gran disyuntiva y la gran diferencia es la erradicación de las áreas de cultivo y los laboratorios. Hay que concentrarse en darle muy duro a los laboratorios, porque eso es lo que deja sin piso el cultivo, y soy amigo de la erradicación manual. Me parece que eso probó ser muy efectivo.

Hay que tener mucho cuidado con las zonas de frontera, hay que tener mucho cuidado en términos del desarrollo sostenible.

Tercero, Colombia no puede caer en un debate de la legalización cuando la principal fuente de la criminalidad son las ollas del microtráfico. En Bogotá hay inventariadas 600 ollas de micro tráfico. ¿Cómo le vamos a decir al país, donde se mueven todas las estructuras criminales que el camino es legalizar? Hay una batalla importante que hay que dar. Hay que tener una política educativa que enseñe a los jóvenes el riesgo que tiene el consumo a temprana edad.

Hay un debate en cuanto a crear centros de suministro controlado de droga a la gente que puede entrar en un proceso de recuperación ¿eso es viable?

No, yo creo más en el modelo del Padre Nicoló. Yo tengo varios estudios y conceptos muy importantes de personas especializadas en el tema de farmacodependencia de todas las áreas de la salud y dicen que ese sería un gran error, dicen que ese no es el camino.

¿Su tesis es: educar para prevenir, tratamiento de salud para adictos y reprimir el tráfico?

Sí. Lucha contra el microtráfico, los laboratorios, contra quienes trafican y negocian, contra el lavado, eso es correcto.

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