El paraíso de Juan Manuel Santos

No le alcanzaron los cuatro años de gobierno a Juan Manuel Santos para enterarse de que Colombia está lejos de ser el Paraíso que él sueña en medio de su egolatría.

Para nadie es un secreto que Juan Manuel Santos cabalga en la mentira, que la hace suya, cada vez que aparece en público con su aire de avezado jugador de Poker y con desconocimiento de la realidad socio-económica de la población colombiana.

Nos quiere demostrar que el desempleo ha bajado a menos de un dígito, cuando por nuestros propios medios, estamos enterados de las dificultades y las carencias de puestos de trabajo que, se sienten hoy en día, para utilizar sus palabras, “como nunca antes”.

Nos dice que recibimos atención, en menos de ocho días, por médicos especialistas en los Centros de Salud que él ha promocionado; pero los enfermos deben esperar una cita y varios días para ser atendidos en “urgencias” de los hospitales. A todo esto, se agrega que los 160 hospitales respaldados por la administración Uribe con  su Ministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, están hoy, gracias a su abandono, en la ruina.

Nos informa que la paz está cerca, en tanto que escuchamos a los guerrilleros, sentados en La Habana, diciendo que nunca entregarán las armas y esperan que la Fuerza Pública sea reducida sensiblemente, que el gobierno y los paramilitares indemnicen a las víctimas del conflicto, porque ellos también se consideran víctimas del sistema.

Nos cree completamente ingenuos al contarnos que gracias a sus gestiones oficiales se están resolviendo conflictos judiciales en quince días, cuando todos sabemos que hay que invertir una, dos, tres generaciones para obtener la definición de cualquier problema. Ello, además de que hoy impera la compra y manipulación del testimonio hasta por la misma Fiscalía, sin que se tengan los medios técnicos para mejorar el sentido de evaluación probatoria judicial.

Con aire de suficiencia nos quiere convencer de que la industria y las exportaciones están creciendo, cuando estas últimas han decrecido, en el última año, en un 13%. Son varias las factorías que han emigrado hacia otros países, por razones de seguridad jurídica, orden público, tasa de cambio o contrabando.

Cuando aborda el tema de la infraestructura, siempre acude a las ilusiones y a las promesas, en lo cual es un hábil gestor para entretenernos con proyectos y macroproyectos, cuya contratación ni siquiera se ha licitado; mientras que las obras que dejó su antecesor en ejecución, fueron completamente paralizadas para evitar darle crédito.

Según el candidato Santos la educación de la juventud colombiana es completa y gratuita. Pero él mismo, desconoce los problemas generados por la vagancia infantil en todas las poblaciones colombianas, y el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes “PISA” donde se reporta a Colombia con la peor calificación de enseñanza entre 44 países sometidos a la evaluación.

En agricultura dice que la producción está en auge y que los campesinos han sido plenamente atendidos por el gobierno, cuando lo que observamos es que el Ministro de Agricultura, bien esquivo para reunirse con ellos, cuando lo hace, termina iracundo evacuando el lugar; mientras que para reunirse y ser atendidos por los funcionarios, tienen siempre que hacer huelga.

En suma el presidente-candidato está completamente alejado de la realidad y obnubilado en unas interminables conversaciones, con los guerrilleros en La Habana, que según éstos mismos dicen, serán solo para avanzar hacia la toma del poder y la imposición de sus teorías y prácticas totalitarias, para sojuzgar a quien se les oponga, pues además de pretender que se reduzca o elimine la Fuerza Pública, esperan reemplazarla.

Concluyendo, la única alternativa juiciosa es  madrugar el próximo 15 de junio a elegir un candidato serio, ponderado y veraz como lo es Óscar Iván Zuluaga propuesto por el Centro Democrático y con ello darle una lección al actual mandatario de lealtad a lo prometido, de respeto a la verdad y de pundonor con el pueblo colombiano.

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