El veneno y las palabras

Yo veo a Colombia muy mal. Pero muy mal. Y no porque la izquierda entre al Gobierno, sino porque la derecha sigue como siempre: boba.

Ahora en Colombia el reelegido Presidente Santos dice que va a incorporar gente de la izquierda a su Gobierno. Y lo dice muy suelto de cuerpo porque en Colombia, como en todos nuestros países que son idénticos, la palabra “izquierda” no está satanizada.

En cambio la palabra “derecha” me decía un amigo colombiano, no se puede usar porque está satanizada. Tampoco se pueden usar “rótulos” me decía como “liberal”, “conservador”, porque tienen connotaciones negativas.

O sea: la izquierda nos ganó la batalla de las palabras y nosotros como idiotas le reconocemos ese tremendo triunfo y le permitimos a la izquierda que defina lo que es izquierda y lo que es derecha. Así damos a los socialistas la omnipotente facultad de decretar a su antojo los significados, malos o buenos, de las palabras. Esto es gravísimo, porque tiene consecuencias terribles.

Por eso estamos mal. Por eso perdemos. Porque NO REIVINDICAMOS las palabras envenenadas como “derecha” y “capitalismo”. De esa forma las palabras conservan todo su veneno. La carga de veneno que ellos le han puesto a las palabras que les disgustan. Porque nosotros lo que hacemos es dar rodeos cobardes y escoger otras palabras, sustitutas. Pero eso no sirve. Porque si en vez de “capitalismo” decimos “libre mercado”, la izquierda grita: “¡MERCADO ES CAPITALISMO!” y nos mata con el veneno de la palabra “capitalismo”. Y si con la misma cobardía les ponemos adjetivos a la palabra “capitalismo” y decimos por ej. “capitalismo popular”, tipo maría Corina Machado en Venezuela, entonces la izquierda nos grita que “el capitalismo es salvaje e inhumano por naturaleza y no hay forma de cambiar eso.. BLA BLA BLA.”

Alguna vez escribí que en la guerra contra la izquierda hay tres frentes de batalla: ideológico, político y militar. Y que son sucesivos. O sea: 1) en el terreno ideológico, que es el de los argumentos y las palabras, la izquierda gana porque controla la educación. Pero cuando pierde prestigio, pasa enseguida al área política, o sea de la opinión pública y los comicios electorales: a tomar el control de las ONGs y de las tropas de votantes y a contar votos. 2) Si pierde en el segundo escenario, que es el espacio de la comunicación, la prensa, las encuestas y las elecciones, entonces pasa al tercer frente de batalla, el militar: saca la pistola. 3) Y la izquierda está armada hasta los dientes, con pistolas y fusiles, comprados con los narcodólares, tanto en Colombia, con las FARC y el ELN etc., como en Venezuela, con los militares chavistas y los “colectivos” irregulares. Y con las armas los socialistas se apoyan para recuperar terreno en el espacio político y en el de las ideas y palabras, ¿me explico?

Pero desde que comenzó este siglo XXI la izquierda no pierde: gana. ¿Por qué? Porque la derecha ha cometido y sigue cometiendo el mismo lamentable error de ceder todo el terreno al enemigo en el primer frente de batalla. Se resiste a quitar el veneno de las palabras satanizadas: “derecha”, “capitalismo” etc.

Entonces la izquierda, aunque pierda en el frente militar, es dueña y señora de los vocablos y conceptos. Así de esta manera recupera el terreno perdido en el espacio político, como ahora con Santos que va a ser Gobierno.

Yo veo a Colombia muy mal. Pero muy mal. Y no porque la izquierda entre al Gobierno, sino porque la derecha sigue como siempre: boba. Y no entiende ni quiere entender cómo son las cosas. Y si Colombia se termina de amarrar al carro del Socialismo del s. XXI… va a ser muy feo todo en Latinoamérica.

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