Giordani y la oposición

La carta de Giordani se ha convertido en un desafío para Maduro, quien lo moteja de traidor y lo mete en el basurero de la historia. Reacción previsible, si partimos del entendimiento maniqueo de la sociedad que ha caracterizado a la revolución desde los tiempos de Chávez. Hay una nueva oposición, de acuerdo con los gritos del presidente contra el antiguo mentor, que no nace de los partidos que han enfrentado al gobierno desde sus inicios y ahora actúan desde la MUD.

¿Chavismo del gobierno frente a un chavismo de oposición que se distancia del madurismo mediante carta pública? No pareciera una fantasía febril, si nos atenemos a las palabras del jefe del estado y a los ataques de los íntimos de Miraflores contra el antiguo asesor del comandante desaparecido. ¿Calza Giordani las botas para convertirse en cabeza de un sector de la ortodoxia chavista que, a su vez, observa en la conducta de Maduro y de sus colaboradores el abandono del legado del comandante eterno? Quizá no dé ni para calzar alpargatas, si juzgamos por el monótono y poco convincente contenido del escrito que presenta cuando lo echan del gobierno, pero es evidente que no le faltarían seguidores, dentro de la ortodoxia bolivariana, a él o a cualquiera que se presente como reivindicador de una herencia dilapidada por un liderazgo mediocre que no ve más allá de su nariz.

Pero esa es apenas una parte de los desafíos ofrecidos por la aparición de signos de enfrentamiento en el oficialismo, que se veían venir y ahora se destapan en toda su magnitud. La otra parte incumbe a la oposición de siempre, a los partidos enfrentados desde hace quince años a la hegemonía chavista, a los líderes de la MUD, a las figuras que anunciaron una salida cuyo éxito no parece cercano, a los intelectuales y académicos independientes que han trabajado sin descanso contra el autoritarismo y aún a los estudiantes que, pese a su valentía y a su honradez sin discusión, no aciertan en el desciframiento de las nuevas claves que brotan de una intrincada escena. ¿Tienen lecturas adecuadas de las novedades que desfilan frente a sus ojos? Viendo que el chavismo se fragmenta, hasta el punto de reconocer públicamente la existencia de ramificaciones indeseables en su organismo, ¿saben cómo ponerle el cascabel a un gato acosado por gentes que han vivido en paz aparente en el seno del núcleo familiar?

Maduro ha puesto en marcha a sus cruzados. Ha pedido a sus evangelistas que recorran el país con un mensaje de unidad en torno a los supuestos continuadores del plan concebido por Chávez desde su ascenso al poder. Ha movilizado a una legión de inquisidores, con el objeto de evitar la profundización de un inquietante cisma. Por el contrario, la oposición habitual no ha hecho mayor cosa. Se ha conformado con esperar que la cúpula explote sola debido a sus diferencias interiores, sin señales de un nuevo plan frente a lo que parece una encrucijada fundamental de la política en los momentos actuales. La preocupación de Maduro frente a Giordani no se ha quedado en la contemplación, mientras los habitantes de la otra orilla se han caracterizado por una inercia que no conduce a ninguna parte.

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