Después de la celebración del triunfo del presidente Santos por parte de sus seguidores, el pasado domingo, viene la resaca no solo para los celebrantes, sino para toda la nación, porque en primer lugar si vamos a los resultados, en la lógica se constituirá una oposición mayoritaria, pues los que votaron en contra del gobierno y que lo hicieron por Zuluaga suman 7 millones, más los que solo lo apoyaron en el tema de la paz, que son el polo y los verdes con 2.8 millones de votos, a los cuales habría que incluirle votos blancos y nulos que son un millón, con eso se tendría desde ya 10.800.000 de potenciales opositores y sin contar con la abstención que es de un 52% con lo cual el presidente poseería tan solo un caudal de 5 millones, que representa aproximadamente el 15% de potencial electoral, quedando la gobernabilidad del presidente en el suelo y por ello le toca satisfacer apetitos, pagándolos.
Pero no solo toca pagar económicamente, sino políticamente a quienes acompañaron al candidato vencedor, sin olvidar que también entra a jugar el grupo terrorista de las farc, que podría endurecer sus condiciones, ante el nuevo panorama que presenta el país, por eso no es de extrañar que dilate aun mas los diálogos de la Habana para buscar fortalecerse política y militarmente, o sea que el Gobierno de Santos no tendría el fin del conflicto a la vuelta de la esquina, porque también no se debe de olvidar que se está negociando con una guerrilla que es parte del marxismo leninismo, siendo eso una secta criminal y burocrática que por su concepción supersticiosa y fetichista se cree predestinada para dominar a los demás, ya que maneja un discurso miserabilista y tiene como su principio fundamental a la violencia.
Tampoco se puede olvidar que el máximo cabecilla de las farc Timochenko hace pocos días, dijo que ellos entregarían las armas, pero si les entregan al poder, siendo eso algo similar a cuando un ladrón que quiere robar una residencia, llama al propietario y le dice “no entro a robar a su casa, pero si me entrega sus pertenencias a las buenas y hace el trasteo y lo lleva a tal parte” de ahí que con semejante cinismo de los jefes guerrilleros, se demuestra que se está al frente de un embeleco con el tema de la paz y que lo que quieren los terroristas es la claudicación de la sociedad y del estado Colombiano, por ello hay que disipar las ambigüedades pacifistas y ser realistas con el proceso de la Habana que puede servir para contribuir a ganar unas elecciones, pero de ninguna manera, para alcanzar la paz política, si no se le exigen condiciones a las farc, y por ello en el próximo cuatreño toca pagar en varios frentes el triunfo Santista.
