¿CÓMO SE PROMUEVEN LOS VALORES Y EL BUEN COMPORTAMIENTO?

La búsqueda de las mejores formas y herramientas para promover valores y comportamientos que construyan una mejor sociedad es tan urgente como compleja. La fórmula mágica para alcanzar este propósito tal vez no exista, pero eso no significa que haya que abandonar el esfuerzo, como el que emprendió hace ya tres años la universidad Eafit, con su proyecto "Atrévase a pensar", que creo no puede ser un proyecto sino una parte constitutiva y atemporal de todas las instituciones que forman personas y profesionales. El camino para lograrlo es incierto, empinado y a veces con derrumbes que no deben ser el motivo para desistir. La persistencia seguramente no tendrá que ser una virtud, sino una obligación.

Como enderezar árboles viejos es tarea casi imposible, incluso para jardineros japoneses, lo mejor será empezar con los niños. Pero ¿qué es lo mejor para inculcarles valores a los niños? ¿El miedo al castigo por el mal comportamiento o el refuerzo a las buenas acciones? ¿O la mezcla de las dos, donde la dosis de ambos ingredientes nadie la sabe y tal vez sea variable?

Un ejemplo del viejo dilema de la promoción de la bondad se plasma en los cuentos infantiles, unos en los que se intenta lograr este objetivo enrostrándole al niño los costos terribles del mal comportamiento, como la mentira y la desobediencia, y otros, tal vez menos diría yo, en los que se evidencian los beneficios de ser juicioso y aplicado. ¿O será mejor la mezcla, como el cuento de "La cigarra y la hormiga"? Años pasarán para saberlo, pero tenemos que seguir intentando.

Un trabajo de Kang Lee y otros investigadores, publicado recientemente en la revista Psychological Science, comparó la eficacia de cuatro cuentos clásicos que buscaban promover la honestidad en niños de 3 a 7 años, y su conclusión, interesante pero seguramente no concluyente, fue que las historias que hacen énfasis en los efectos negativos de la mentira, desde la humillación pública hasta la muerte, como en "Pinocho" o "El pastorcito mentiroso", no tuvieron buenos efectos en el comportamiento de los niños en los experimentos; pero sí lo tuvieron las historias que hacen hincapié en los beneficios de decir la verdad, como en la historia de "George Washington y el cerezo", historia poco conocida entre nosotros pero que recomiendo que lean y le lean a sus niños.

A propósito de cuentos infantiles, aprovecho para recordar a Beatrix Potter, nacida hoy hace 148 años, la autora e ilustradora de bellos cuentos que además de interesantes son un deleite visual. Cómo no repasar sus hermosísimos dibujos en "The Tale of Peter Rabbit ". Búsquenlos, seguro que los van a disfrutar, y tal vez, las conclusiones de Kang Lee les ayuden a entender por qué la mamá de Pedro no lo castigó por su desobediencia. Si lo entienden, me cuentan.

Como dije al principio, tal vez no sabremos cuál es la solución al dilema planteado, si mostrando solo el cielo o el infierno, o ambos; lo que sí tengo claro es que el colapso es seguro cuando a los mentirosos no solo no se les crece la nariz, sino que hasta terminan siendo presidentes de su país.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar