Crédito para Don Cayetano

Don Cayetano Mosquera es un campesino de hacha y machete de 55 años de edad quien posee una parcela de 25 hectáreas en el municipio de Tamalameque (Cesar). Allí ordeña cinco vacas y siembra cultivos de pancoger (maíz, fríjol, yuca, plátano).

Los ingresos que le genera la parcela a Don Cayetano son en promedio $420.000 mensuales, los cuales no le alcanzan para pagar los alimentos, educación, salud, vestido, transporte y servicios públicos de su familia integrada por tres hijos y su esposa.

Cansado de vivir en la pobreza, un día don Cayetano decidió averiguar sobre otros cultivos que pudieran generarle un mayor ingreso y que fueran sostenibles a mediano plazo.

Las condiciones agroecológicas de la región le permitían varias alternativas, entre ellas los cultivos de cítricos, plátano, piña o palma de aceite. Pensando en el riesgo que corría con los amigos de lo ajeno, se decidió por esta ultima.

Entusiasmado con su nuevo proyecto de inversión, Don Cayetano se fue a la oficina del director de la Umata del municipio para que le diera información sobre el cultivo y le prestara el servicio de asistencia técnica del cual había visto hablar al exministro Juan Camilo Restrepo en un noticiero de televisión.

Como estos cargos son favores políticos, el funcionario local no tenia conocimiento del cultivo y mucho menos del programa del Ministerio de Agricultura. Los 173 mil millones de repartidos por el exministro Restrepo a varios alcaldes para que prestaran este servicio, no sabemos en manos de quien fueron a parar.

Con la esperanza medio perdida, Don Cayetano se fue entonces a la oficina del Banco Agrario del pueblo a ver si allá lo orientaban con el proyecto de siembra y el crédito. Como el manejo de esta entidad también fue entregada a los políticos regionales, tampoco pudo encontrar ayuda y a cambio le exigieron miles de requisito, dejándolo más confundido y con la otra mitad de la esperanza perdida.

Lo peor del cuento, es que Don Cayetano no sabe que el Ministerio de Agricultura estableció una norma a través de la cual de dispone que a los pequeños campesinos como él, solo se les puede prestar el 75% de sus activos, y como la parcela con las cuatro vacas valen 70 millones de pesos, solo puede acceder a un crédito de 52.5 millones de pesos. Las diez hectáreas de palma –lo mínimo aconsejable para tener un ingreso neto promedio de 2.5 millones de pesos mensuales–le cuestan 120 millones de pesos.

Además de las anteriores limitaciones, Don Cayetano (y tres millones de campesinos más en Colombia) deben tener un dinero extra para cancelar la póliza de seguros, impuestos, avaluó del predio, costo de hipoteca, planificación del crédito, comisión al Fondo Agropecuario de Garantías y comisión que algunos funcionario corruptos del banco exigen para agilizar el crédito.

Si pretendemos mejorar la competitividad y el crecimiento del sector agropecuario frente a los acuerdos o tratados de libre comercio, tendremos que adoptar nuevos esquemas de financiamiento ágiles que den confianza entre los actores. El sistema de crédito agropecuario creado mediante la ley 16 de 1.990 y administrado por la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario, necesita urgente un trabajo de reingeniería.

Las respuestas ya no se encuentran en la historia y la repetición del pasado solo conduce al fracaso.

@indadangond

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