Jueces contra jueces

Lo que faltaba: al enredo de los jueces embebidos en el poder que les da la facultad de postular y elegir, ahora se suma el enfrentamiento de unos con otros por la misma causa. Lo que lleva a preguntar si el problema se resuelve quitándoles la prerrogativa de ser parte del clientelismo.

Y me temo que ya es tarde, porque durante 23 años, los miembros de las altas Cortes han sido un piñón más de la maquinaria clientelista. Es decir, aprendieron a participar en el juego de los nombramientos y a negociar unas cuotas por otras cuotas. Mire si no, la forma en que los magistrados pasan de unas cortes a otras. Y dígame si esa espesa maraña de nombramientos de parientes y validos que existen en la Fiscalía y en la Procuraduría, no está estrechamente ligada a la selección de Procurador, de Fiscal y de Contralor General de la República.

Con un agravante: ahora, el ambicioso retoño hijo de César Gaviria y director del Partido Liberal, está agarrado con el vicepresidente electo y futuro dolor de cabeza del presidente Santos, por la Contraloría. Ambos van por ella como premio a su ‘desinteresada’ colaboración en la campaña que terminó. Y claro, necesitan la ayudita de los magistrados que deberán postular una terna para que el Congreso elija. Es pues una alianza perfecta, donde la repartición de los gajos del poder garantiza utilidades para todos. Lo menos importante es preguntar dónde termina la política y donde empieza la justicia para los colombianos.

Así iban las cosas hasta el pasado jueves. Incluso, Vargas Lleras logró revivir la candidatura de Edgardo Maya, quien había quedado por fuera debido a la aplicación del reglamento interno de la Corte Constitucional que establece la obligación de eliminar a los postulados cuando en dos votaciones no alcancen la mayoría. Vaya uno a saber cómo, se inventaron la manera de revivir al exprocurador. Con lo cual, los congresistas tendrán un viejo conocido para elegir.

Pero faltaba la sorpresa del Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Atendiendo una tutela de alguien que se sintió lesionado por la decisión de la Corte Constitucional, el tribunal de menor jerarquía dentro del organigrama de la Justicia decidió suspender la elección del que se supone es el organismo de más alto rango de esa Justicia. Y le ordenó, léase bien, le ordenó “se abstenga de presentar ante el Congreso de la República al candidato elegido hasta tanto no se adopte una decisión de fondo de la presente tutela”. Es decir, los jueces contra los jueces. Es decir, la nada.

¿Qué consecuencias tiene la insólita reprimenda? En primer lugar, que se debe detener la elección de Contralor General. En segundo término, que la Corte Constitucional queda desairada y regañada por un tribunal subalterno, y en riesgo de ser acusada de incumplir la ley o de aplicarla mal. Y por último, que como ocurrió con la destitución de Petro, la institucionalidad jurídica de Colombia volverá a ser desconocida mediante una tutela para generar resultados políticos.

Así estamos. Sin embargo, y aprovechando la anestesia del Mundial de Fútbol, siguen su curso las mangualas para elegir a quien manejará más de 20.000 cargos y vigilará a todos los empleados públicos del país. Por algo será que James Rodríguez es el colombiano más importante y muchos proponen a José Pékerman para presidente de Colombia.

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