La locomotora de la innovación, otra que no arrancó

El gobierno Santos se inaguró con un primer zarpazo al presupuesto de Colciencias, que pasó de 590 mil millones para el 2010 a 379 mil en el 2011. Entonces Rodolfo Llinás, el científico colombiano con mayor reconocimiento internacional le envió una carta al presidente, respaldada por 1.500 firmas de miembros de la comunidad científica y de ciudadanos alarmados por el rumbo que tomaba la locomotora de la innovación, que el Gobierno en sus promesas presentaba como fortalecida, aceitada con nuevos recursos.

En la carta los científicos e investigadores le decían al nuevo presidente: “Nos encontramos con un panorama desalentador y apreciamos que el país se encuentra en un momento crítico que puede dar al traste con lo que se ha construido en este frente en las últimas décadas y puede llenar de frustración a una masa creciente de profesionales y grupos y centros de investigación con capacidades para generar nuevo conocimiento de talla mundial y aplicarlo para beneficio del país (…)”. Agregaban que “…a pesar del aumento de recursos, gracias a la destinación del 10% de las regalías para ciencia, tecnología e innovación, lo cierto es que por la forma como se plantea la asignación de estos recursos —administrados al menudeo por los gobernadores—, y a la visión que se impone en el alto gobierno sobre la innovación y su manejo como política pública, Colciencias y las instituciones de investigación del país quedan relegados, ocasionando efectos negativos sobre la confianza y la credibilidad en la política científica y tecnológica (…)”.

Poca atención le pusieron el presidente Santos y sus ministros de Hacienda Juan Carlos Echeverry y Mauricio Cárdenas, al llamado de atención juicioso y autorizado de Llinás y los otros 1500 firmantes. Por esas mismas razones renuncia de la dirección de Colciencias Jaime Restrepo Cuartas, académico uribista y coautor de la Ley de Ciencia y Tecnología. El cargo entra entonces en la repartija burocrática y termina como cuota del Partido Verde, con sabor de premio de consolación al aliado de última hora de la llamada Unidad Nacional. Su llegada maraca la profundización de los recortes presupuestales a Colciencias. Para 2014 el recorte es de 100.000 millones en el presupuesto aprobado en el 2013, que remata con la trasquilada de un 40% adicional para 2015, al reducir la cifra a 250.000 millones, menos de la mitad del monto con que el gobierno Uribe le entregó Colciencias a Santos.

La protesta de la directora de Colciencias, Paula Arias, le costó el puesto. Su pecado fue volver pública y recordar una realidad que el gobierno busca ocultar. Imagino que ese cargo hace parte del menú burocrático a estudio de los congresistas que tomarán juramento el próximo 20 de julio. Barajan nombres de recomendados para su reemplazo que por lo observado en el comportamiento de la Casa de Nariño, tendrá la marca de los favores electorales, al mejor estilo de los nombramientos politiqueros ya conocidos, como se espera que ocurra con los altos cargos del Gobierno, en momentos en que la lista de compromisos a pagar solo la supera la de los candidatos que tienen los políticos para proponer.

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