Peña Nieto dijo no a Slim

El pasado martes aquí adelantamos que, a pesar del poder descomunal de una de las partes en la disputa por las telecomunicaciones, todo apuntaba a que una mayoría de legisladores de las cámaras del Congreso votarían a favor de que el dictamen de ley en la materia considere que la preponderancia en televisión y telefonía se determine “por el sector” al que pertenecen y no “por los servicios” que prestan.

Una parte de la hipótesis planteada se confirmó ayer —cuando se difundió el predictamen de leyes de Telecom—, y que precisamente reproduce el concepto de preponderancia que, a su vez, es parte de la reforma constitucional. La segunda parte se cumplirá en las próximas horas —a partir de mañana viernes—, cuando las comisiones respectivas discutan y aprueben el dictamen para enviarlo al pleno del Senado.

Se espera que ya en el pleno, una mayoría de senadores —que estará integrada por legisladores del PRI, PAN, PVEM e incluso algunos del PRD—, votará a favor del dictamen en los términos en que originalmente lo aprobaron las comisiones legislativas. De esa manera —y una vez que el dictamen sea enviado a la Cámara de Diputados—, el gigante mexicano de la telefonía habrá sufrido un severo revés político y empresarial. ¿Por qué?

Por una razón elemental; porque en los hechos, por fin un gobierno mexicano, el de Enrique Peña Nieto, le dijo “no” a las poderosas empresas de telecomunicaciones de Carlos Slim; el empresario que tiene uno de los mayores monopolios —y más rentables—, de la telefonía en México y el mundo.

Pero el revés a Carlos Slim no sólo será una victoria política del PRI y del gobierno de Peña Nieto contra los monopolios, sino que según el dictamen que se discute en el Senado, también reportará importantes beneficios para los ciudadanos —consumidores de telecomunicaciones—, entre ellos una mayor competencia en televisión, telefonía, voz y datos y la consecuente baja en las tarifas de todos esos servicios.

Lo más importante, sin embargo, es que además —y gracias a la escaramuza por las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones—, la sociedad en general y los simpatizantes y militantes de los distintos partidos políticos tiene a la vista una lección política fundamental en tiempos de alternancia, transparencia y democracia electoral. ¿De qué estamos hablando?

Casi nada; del vergonzoso papel que han jugado todas o casi todas las izquierdas mexicanas; buena parte de la derecha del PAN; medios de comunicación identificados con la izquierda radical y que jornada a jornada engañan a sus audiencias, no pocos dizque expertos en telecomunicaciones que se prestaron al engaño social y algunos concesionarios de radio que se sirvieron a un grosero montaje a favor de una de las partes en conflicto. ¿Quiénes son y a quién sirven?

Hoy todos saben que la dirigencia del PRD, en manos de Los Chuchos, se propuso defender los intereses monopólicos de Carlos Slim. Por eso los escuderos de Los Chuchos en el Congreso han hecho, hacen y harán todo por impedir cambios de fondo en telecom. Otros saben que el panista más perredista, Javier Corral, encabeza un sector de senadores y diputados azules que abrazaron la defensa de Carlos Slim.

Pero lo que pocos saben es que la Morena de Andrés Manuel López Obrador y sus diputados y senadores en funciones —que están en el Congreso bajo las siglas del PRD, PT y Movimiento Ciudadano—, también se sumaron al frente unido a favor de los intereses del hombre más acaudalado del mundo. Eso sin contar con las dirigencias del PT y Movimiento Ciudadano que también dictaron línea a sus legisladores para sumar fuerzas con el PRD en la defensa de los intereses de Carlos Slim.

Tampoco son todos. Por lo menos dos diarios de circulación nacional, que dicen identificarse con la izquierda, defendieron en sus paginas el monopolio de la telefonía, igual que concesionarios de radio como MVS y su conductora estelar, que defendió los intereses de Slim con uñas y dientes.

A pesar de ese poder descomunal —que hizo tambalear al PRI y al gobierno de Peña Nieto—, el Presidente y los legisladores de su partido, además de una veintena de gobernadores cerraron filas y se negaron a ceder a la presión política y económica del hombre más acaudalado del mundo. ¿Resistieron para defender a Televisa? ¿Para cuidar un negocio de 4 mil millones de dólares frente a uno de 40 mil millones de dólares?

No, el gobierno de Peña Nieto resistió por un reflejo elemental de supervivencia de Estado. Porque si siguen creciendo los monopolios de Slim, todo México será territorio Slim. Al tiempo.

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