Por qué apoyo a Israel.

Cuando en noviembre de 1947 la ONU partió la tierra para dos Estados los árabes se negaron a aceptar la resolución 242 y dejaron claro literalmente que “no aceptaban un Estado hebreo” y así lo manifestaron al mundo. Sin embargo, nunca reivindicaron el derecho de los “palestinos” a una parte de esa tierra y no lo hicieron por la sencilla razón de que cada país la quería para sí, el rey Hussein de Jordania era el más interesado en quedarse con ella, ni la visita de Golda Meir al rey jordano vestida con velo árabe en la penumbra evito la Guerra entonces.

La batalla por Jerusalén que se inició el 15 de mayo de 1948, un día después de la fundación del Estado de Israel por parte de David Ben Gurion, fue lo más crudo y difícil que hayan podido enfrentar los israelíes, entonces un pequeño ejército (Hagana) tuvo que luchar incluso contra el Mandato Británico que a todas luces antes de salir de Palestina apoyo a los árabes, contrariando la histórica declaración Balfour sobre el establecimiento de un Hogar Nacional Judío en la zona.

Después de sus múltiples guerras por ganarse el derecho a existir Israel ha ganado ese derecho – si es que alguien se lo discutía- y se lo ha ganado porque entre otras cuestiones es la única democracia existente en Oriente Próximo, a pesar de Occidente. Y digo a pesar, porque es Occidente el más grande verdugo del Estado de Israel, Europa, que aún no se arrepiente de su antisemitismo sangriento –literalmente- se ha entregado a los brazos árabes con tal de que no se retire la inversión de los mecenas petroleros de sus países.

Apoyar al Estado hebreo es estar directamente en desacuerdo con el terrorismo, es estar a favor de la vida, de la democracia y de las instituciones de las que Occidente se orgullece –aunque no las valore-. Como país occidental –que es Colombia- y víctima del terrorismo casi en la misma proporción de tiempo que los israelíes no podemos más que estar del lado de la vida y de la democracia que ese país representa.

Darle la espalda al Estado de Israel es brindarle apoyo al fundamentalismo religioso que engendra y cría hijos para la guerra, para inmolarlos y cegar su vida con tal de matar a un israelí, abandonar a Israel a su suerte es aplaudir la muerte, es estar de acuerdo con otra Shoa (Holocausto) es dejar de lado las instituciones de las que nos sentimos orgullosos como civilización occidental. Darle la espalda a Israel es aceptar que el terrorismo tiene razón de ser, es aceptar que el grupo terrorista Hamas tiene la razón cuando utiliza como escudos humanos a los propios palestinos para matar israelíes.

No apoyar a Israel es avalar que durante la II Guerra Mundial la amistad entre el Gran Mufti de Jerusalén y Adolf Hitler era simple casualidad, es aceptar como bueno el Sitio de Jerusalén cuando los árabes casi destrozan la ciudad en 1948. Todas las guerras contra el Estado de Israel no han sido suficientes para los árabes, necesitan más, necesitan como lo deja claro la terrorista Hamas “tirar a los israelíes al mar, desaparecer el Estado hebreo y que no quede solo un judío vivo en la zona”. La propaganda pro-palestina, venida desde Europa bloquea la posibilidad de que muchos entiendan que es lo que realmente ha sucedido y sigue sucediendo en torno al conflicto. Occidente costea indirectamente a la terrorista Hamas, aunque sabe que lo hace.

Occidente aun no entiende que “si Israel cae, caemos todos” (José María Aznar) y no entiende porque sencillamente se entregó al Islam, porque por la calles de nuestros países pueden caminar mujeres con burka, nicaq o hiyab, pero una mujer occidental nunca podrá caminar por una calle de un país árabe sin llevar alguna de estas prendas.

Mi apoyo al Estado de Israel es irrestricto, indeclinable, impenetrable, porque creo en la democracia, creo en la libertad y rechazo el terrorismo.

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