¿QUE ES LA TERCERA VÍA?

¿No lo sabe, querido lector? Pues le sugiero que se preocupe por el tema, pues que le está costando un mundo de plata. No creerá usted que nuestro Santos reúne varios ex presidentes en Cartagena, durante tres días, y que eso sale gratis. Solamente Tony Blair ha reunido una fortuna de quince millones de dólares dictando conferencias de a dos horas cada una. Y Clinton no es más barato, ni Felipe González cruza el mar por amor a la paz de Colombia, ni Cardozo se viene del Brasil por pasarla chévere con un tipo tan chévere como Juanpa.

De modo que el asunto es caro y por eso vale la pena saber de qué se trata y en qué nos va o nos viene que nos apliquen la receta. Aunque valdrá la pena que lo sepa, estos cuatro años que pasaron fueron de pura Tercera Vía. Como por sus obras los conoceréis, puede ir sacando en plata blanca que lo de la Tercera Vía es charlatanería pura, monda y lironda.

Si no sirve y cuesta tanto, no se ve para qué tanta alharaca, y tanto anuncio y tanta perorata sobre el tema, dirá mi querido lector. Y tiene razón. Pero como Juanpa siempre arrima el dedal cuando da puntada, cabrá preguntar por qué y para qué tipos tan distintos, muebles tan viejos de la política actual se vienen para Cartagena en tan extraña peregrinación.

La verdad es que salvo a Blair, a los demás visitantes los tiene sin cuidado aquello de la Tercera Vía. Clinton es Demócrata puro, González puro socialista y Cardozo Liberal a secas. Luego no vinieron a discutir el tema a ver si a estas horas Santos los convencía de pensar distinto. No. Vinieron con el aliciente de un buen puñado de dólares y Santos los invitó para lo que más le gusta en la vida: hacer show, dar espectáculo, suplir con escena lo que no hace en las obras. Y sobre todo,  para que le den un buen “espaldarazo” (vaya palabreja) a su paz. Y no hay inconveniente. Hasta esas piezas de museo pueden decir alguna nadería sobre unas charlas que muy mal nacidas han llevado peor vida.

Visto de qué se trata, digamos una palabra sobre la “Tercera Vía”. Es una de esas invenciones mediocres de mediocres que quieren aparecer revolucionarios o siquiera innovadores. Como nos debatimos, supuestamente, entre el liberalismo puro de Smith y el socialismo puro de Marx, hay que encontrar algo que no sea ni lo uno ni lo otro. Algo distinto. Algo que cambie el viejo recetario de esos dos viejos profetas.

¡No faltaba más! Como si a Marx no se le hubieran hecho millón y medio de correcciones, matices, moderaciones, exageraciones o revisiones, como él mismo las llamó en vida. Y como si el liberalismo puro existiera, y si como la idea liberal no hubiera sufrido tantas observaciones y cambios, como los que componen la literatura política que llena miles de volúmenes de todas las tendencias imaginables.

¿Qué es entonces la Tercera Vía?

Pues nada. Un descrestadero de tontos o un escondite de indoctrinarios y cobardes. Santos, el ricachón que hizo fortuna gracias al mercado, por lo menos en la parte de su fortuna que resulta explicable, quiere declararse el amigo de los pobres y su salvador. Y como le queda tan incómodo decir lo que es, se mete al burladero de la Tercera Vía para que no le pregunten cómo se hizo tan rico o por qué no le funciona nada de lo que promete. Para eso engaña la tribuna y arma estas escenas. Con la plata del contribuyente, claro.

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