Se politizó mi Facebook

"Tienen Facebook para informarse cuando los medios han perdido la credibilidad."

Abro Facebook y me encuentro con esta frase de Victor Hugo ‘posteada’ por uno de mis amigos que cae como anillo al dedo en estos momentos dramáticos por los que pasa el país: “Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consciente, hay una cierta complicidad vergonzosa”.

A esa complicidad nos quiere condenar este gobierno con el uso indebido de recursos para comprarla, con intimidaciones que se hacen visibles día a día contra quienes se oponen y especialmente con el manejo de la información.

Pero muchos nos resistimos a consentir este mal gobierno que nos destruye y de una manera u otra lo manifestamos. En el pasado éramos tan solo receptores de la información y con pocas posibilidades de expresar nuestras opiniones, apenas en charlas entre amigos y muy rara vez en manifestaciones y marchas públicas, pero ahora contamos con los medios digitales que permiten que compartamos nuestra inconformidad de una manera u otra.

Hace apenas un año que decidí utilizar mi cuenta en Facebook, al comienzo de manera esporádica pero cada día con mayor frecuencia hasta alcanzar a dedicarle muchos minutos diarios intercalados a los de mi trabajo en el taller a medida que se acercaban las elecciones presidenciales.

¿Por qué este tipo de comunicación, con todo lo impersonal que pueda ser, ha sido tan atractiva para tratar temas políticos? Mi correo está lleno de ellos y me mantienen informado desde que decidí no acudir más a los medios tradicionales que han ido perdiendo la poca credibilidad que les quedaba antes de caer en las pegajosas manos de la publicidad estatal.

Links de noticias de distintos medios, opiniones destacadas de periódicos nacionales y regionales, revistas y medios digitales ingresan cada minuto a mi cuenta. También están quienes escriben sesudos textos sobre un tema de actualidad, se cuelgan trinos y aparecen caricaturas y montajes muy imaginativos, algunos de un humor fino y otros bordeando la vulgaridad. Se presencia una manifestación popular sobre el devenir político de la nación como no se había visto en el pasado.

Juan Manuel Santos, Juampa o Juhampa es el preferido por los críticos y los humoristas. Vicky Dávila, Piedad Cordoba, Iván Cepeda, el Fiscal Montelaegre, entre otros, son atacados constantemente. La clase política y los enmermelados también son blanco de burlas y duros cuestionamientos. Las FARC, el ELN, Maduro y sus compinches tienen presencia continua al igual que los Castro, Mujica, Evo, Cristina, Putin y otros de la misma calaña.

La manera como está diseñado este sitio web, originalmente ideado como un medio para incentivar el intercambio entre universitarios, hace que sea fácilmente identificable la tendencia ideológica de quien lo utiliza. Los amigos que se buscan tienden a ser del mismo bando político y la polarización, de la que tanto cacarean algunos, ha llevado a que se creen grupos activos políticamente gracias a las redes. En mi caso particular, la cantidad de uribistas se ha multiplicado de manera notoria en mi lista de amigos y se han ido retirando los antiuribistas.

En este momento cuento con cerca de mil amigos a los que, en su mayoría, no conozco personalmente. Comparto maneras de ver con muchos de ellos pero también tengo fuertes contradictores. Aunque he mantenido cierta altura en discusiones por Facebook con santistas y ‘amigos de la paz’, poco a poco esos debates se han ido desgastando por la imposibilidad de llegar a acuerdos. Pareciera que entre más fuerte sea la argumentación se tienda a reforzar las ideas de cada quien. Es muy difícil encontrar el diálogo en este tipo de comunicación y, en cambio, los prejuicios se arraigan con mayor fuerza y con facilidad se cae en la perdida de respeto a la opinión ajena.

Facebook pareciera un confesionario, hay algo nebuloso ahí, se habla con muchos y con nadie, y por esta razón nos permitimos mostrarnos sin pudor. Esto ocurre especialmente con los temas políticos: al suponer que el mensaje trasmitido llegará a partidarios que lo recibirán con beneplácito y hasta con aplausos, se tiende a ser más desinhibidos hasta el punto de quedar al descubierto sin temer las represiones posibles. Por esta razón hay quienes se desahogan por este medio sin tener en cuenta que pueden terminar con procesos judiciales por injuria y calumnia.

Durante muchos años estaba convencido de que Facebook era exclusivo de jóvenes pero ahora resulta que la mayoría de mis amigos virtuales no lo son. También lo desestimaba al considerarlo pueril pero, al contrario, se ha ido convirtiendo en uno de los medios con los que me actualizo sobre lo que ocurre en el mundo y muy especialmente en Colombia.

Son cada vez más los que tienen en Facebook un aliado para informarse cuando los medios han perdido la credibilidad. La parte editorial la construyen de una manera muy creativa quienes, en lugar de pasar las páginas de un periódico o sentarse frente a un televisor, acuden al computador y encuentran distintas visiones sobre cada noticia y sus posiciones políticas se ven animadas al dejar de sentirse aislados y poder compartir sus puntos de vista a través de análisis y reflexiones propias o de otros.

Como un ejemplo del alcance de Facebook puedo mencionar aquí cómo se siguió la propuesta de Iván Cepeda de hacer un debate contra Álvaro Uribe por parapolítica por ese medio con una clara diferencia con la manera como lo abordaron desde la radio, la prensa o la televisión. Los que la seguimos por Facebook pudimos conocer distintas intervenciones en su totalidad, sin ser editadas, como la del Senador Ernesto Macias en la que concluía diciendo: “Entonces, señor Presidente, atendiendo su llamado a la brevedad del tiempo, yo quiero insistir que aquí lo que están presentando es un debate de carácter personal, repito, para tramitar odios personales aquí en el Congreso. Y repito algo que dije inicialmente la sesión pasada: nosotros en el Centro Democrático veníamos preparados, estábamos preparados para debatir los grandes problemas del país, para defender los proyectos que hemos presentado, para discutir los proyectos del gobierno y de las bancadas, que ya se están radicando, pero no para asistir a debates personales”.

Facebook se ha convertido en un arma política para la oposición.

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