TE-PIDO

Aun cuando días antes de la segunda vuelta de la elección presidencial el Gobierno nacional anunció el inicio inminente de los diálogos con Eln, y en las semanas siguientes ha continuado la expectativa al respecto, la organización insurgente ha reactivado el uso de la fuerza en coordinación con las Farc para condicionar la fase "Santos – 2" de las negociaciones (en Cuba y Ecuador).

Negociaciones que para las Farc-Eln solo tendrían sentido si se asumen como "mandato de paz" y si avanzan en paralelo pero de modo complementario y en una misma dirección hasta desembocar en el "bloque revolucionario para el posconflicto", esto es, la refundación constituyente del Estado y la reconstrucción nacional con las dos organizaciones armadas ejerciendo un cogobierno al lado de la Unidad Nacional, revitalizando así la noción de la "Tercera Vía".

En este sentido, y en operaciones tradicionales de guerra de guerrillas, la subversión no se ha inmutado al asesinar a varios efectivos de la Fuerza Pública, ha atentado contra los recursos naturales y ha declarado un paro armado en varios departamentos, demostrando así que conserva la capacidad e intención de perturbar la gobernabilidad mediante lo que podría llamarse "Terrorismo Periférico de Intensidad Dosificada" (TE-PIDO).

Gobernabilidad que, inicialmente, se ve deteriorada por ese tipo de terrorismo pero que luego podría verse afectada también en los propios centros del poder nacional, con lo cual, los violentos conseguirían que las negociaciones no sean solo una demostración la "pacificación santista" sino un verdadero método revolucionario de acceso al poder.

En este sentido, el Eln, al identificar que se encuentra en un momento delicado en el cual define agenda, tiempos y lugar de negociación con el Ejecutivo, emplea la fuerza para perturbar el mito de la paz y conseguir del Alto Gobierno una actitud sumisa con miras a ampliar el marco de diálogo y facilitar el establecimiento de un proceso con enormes ventajas para la insurgencia.

De esta forma, la fuerza e impacto del terrorismo periférico dosificado se ven multiplicados por la coyuntura especial en la que se perpetra, dándole a esta guerrilla la posibilidad de operar con altos márgenes de rentabilidad estratégica. En consecuencia, tanto al Eln como a las Farc les resulta conveniente mantener un marco de operaciones armadas conjuntas pues así expresan que únicamente mediante negociaciones a la medida es que en algún punto se lograrán superar los marcos de acción violenta que tanto atemorizan a la sociedad colombiana.

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