El pastorcito mentiroso

Con mucho juicio y con el interés de colombiano preocupado, me senté a escuchar el discurso de posesión de Juan Manuel Santos, reelegido hasta el 2018.

Las posiciones políticas tienen unos límites. Voté por Santos hace cuatro años y estoy decepcionado de su gobierno y de su talante de gobernante.

Pero de ahí a desear que le vaya mal hay una enorme distancia. Naturalmente yo quisiera un buen suceso para este gobierno que se acaba de reencauchar con unos alfiles pero que en su estilo gerencial y en su talante político sigue siendo el mismo. El éxito de Santos deberá significar un mayor desarrollo para este rico y hoy desajustado país y un mayor bienestar para su pueblo. Ni más faltaba. El problema mental que se me planteó esa tarde del 7 de Agosto pasado, es que no le creo a los avances ni a los resultados que este presidente-ajedrecista muestra. Pero peor.

Menos le creo a los innumerables anuncios que hizo en obras, reformas e inversiones. ¿Cómo creer que este gobierno Santos ya con una dura oposición desde la derecha y desde la izquierda sea capaz de sacar adelante las reformas educativas, de la justicia, de las pensiones y de la salud que en sus 4 años anteriores con un 80-85% de mayoría en el Congreso no fue capaz de aprobar? ¿Cómo creerle a Santos que “ahora si le está doliendo el abandono, la ruina y la crisis profunda de los municipios de la Costa Pacífica como Tumaco, Guapí y Buenaventura? ¿Dónde estuvieron esos tres municipios el cuatrienio anterior? ¿Apenas existen ahora? ¿Creen Ustedes eso? La guerra de las Farc al Gobierno se enfocó en donde más le duele.

En sus finanzas. Toda la política petrolera que nos llevó en el Gobierno de Uribe a bombear 1.050.000 barriles diarios, se está desmoronando por cuenta de los bombardeos a los poliductos, a las torres de energía y a los mismos pozos. Hoy apenas estamos bombeando 830 mil barriles cada día. Eso es una caída del 35%. ¿No les parece a ustedes brutal? Con esta ola de terrorismo los grandes jugadores del petróleo no quieren apostar más y en cambio quieren vender e irse.

La caída de la acción de Ecopetrol está en manos de las Farc y eso está empobreciendo a 550 mil colombianos tenedores de esas acciones y desbaratando el presupuesto nacional, dándole un durísimo golpe a los ingresos por concepto de regalías e impuestos del crudo. ¿Por qué no dijo nada de esto Santos en su discurso? Su plan maestro que es La Paz está manchado de sangre y de destrucción. Para cualquier colombiano común, es evidente que las Farc y el Eln regresaron a la vida nacional y de qué manera. Esa Paz que era de tres meses, lleva ya tres años y Timochenko ya le notificó a Santos que se olvidara de La Paz este año.

¿Entonces para dónde vamos? Yo quisiera de verdad que le fuera bien a Santos. Mi posición política nace de su mal gobierno anterior. Un Presidente derrochón que dilapida centenares de miles de millones comprando la cercanía y la simpatía de los medios de comunicación.

Me aterran y sus anuncios que no se ejecutan por falta de una gerencia y de un control de ejecución presupuestal eficiente. La Represa del Ranchería que empezó Uribe y ha debido terminarla Santos entró en cámara lenta y hoy se han muerto 2000 niños de hambre y sed.

Las Autopistas de la Montaña de Uribe, llevan un retraso de 4 años y sólo les cambiaron de nombre para anunciar prosperidad. Gramalote hace 4 años espera solución. Son 300 cada que se destruyeron y apenas están en estudios. Con Santos, entra el país en Cámara Lenta  Por eso no creo en sus anuncios.

Por eso me produce risa su ultimátum a las Farc que ya Timochenko desestimó. Me deja hondamente preocupado el país de Santos. Lo peor es que mientras se desbarata pierde dinamismo, y se lo toman las Farc, los medios, sus medios muestran a Colombia como Alicia en el país de las maravillas.

alragonz@yahoo.es

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar