Las exageradas reacciones por la ausencia de la bancada del Centro Democrático en la posesión del actual mandatario, han sido más noticia que la posesión en sí; son los áulicos del Presidente quienes se han encargado de airearla en todos los escenarios en los que se presentan con ínfulas de dignidad ofendida y tildando de antidemocrática una posición clara y contundente que demuestra el desacuerdo con el resultado mentiroso, de unas elecciones que tienen todos los vicios desde el inicio de la campaña.

Ya el Consejo de Estado aceptó la demanda en contra de la elección por doble militancia del ahora recién posesionado; desde antes de esa comedia de elecciones se había advertido sobre esta circunstancia, pero quienes aupaban al señor Santos, ensoberbecidos en su prepotencia, despreciaron estas observaciones confiados en que el triunfo sería contundente y no habría quien continuase con esta acción judicial.

El señor Barreras, uno de los tantos camaleones de la política colombiana, se ha dedicado a despotricar de quienes, en un acto de coherencia, decidieron no acompañar ni legitimar con su presencia, un acto con el cual no están de acuerdo por los antecedentes que dieron lugar al mismo. Es tal su infantilismo que predice que su bancada les hará el "FO" a los congresistas del CD. Eso está muy bien para la escuela pero es risible en un señor cenador. (Con c) ¿Quién le peinará los moños? Y eso que está tuso.

Las amenazas de las Farc, la compra de votos, la desproporcionada publicidad de los prometidos actos de gobierno, la manipulación de la información y de pronto hasta de los resultados por parte de la Registraduría y, en fin, todas esas triquiñuelas que se emplearon para conseguir que este señor accediese nuevamente a ese cargo, son motivo suficiente para aquellos que llegaron allí con transparencia y sin recursos diferentes a la exposición clara y coherente de sus ideas de gobierno actuasen como lo hicieron.

En cualquier relación debe primar la confianza para que exista algún avance. Me pregunto si en Colombia después de estos cuatro años de promesas fallidas y tantas muestras de corrupción por parte del Ejecutivo ¿habrá algún indicio de confianza en quien demostró tanta deslealtad a quienes lo eligieron?

Si alguien desairó, fue el posesionado que ni siquiera mencionó a quien fue su compañero de fórmula ganadora, el señor Angelino Garzón, para el cuatrienio que terminó ahora el 7 de agosto. Vergonzoso discurso de posesión, como también fue deplorable el del presidente del senado (con minúsculas), por su poca preparación y altura.

Ese es el talante de quienes ahora detentan el poder espurio y quieren mostrarse ofendidos por los actos de quienes sí tienen la autoridad moral para demostrar que no llegaron allí para disfrutar de esas grandes dosis de mermelada que de nuevo ofrece quien se posesionó sin merecerlo.