Terrorismo ambiental

Bogotá, 5 de agosto de 2014

Señores:

Senado de la República de Colombia

Honorables Senadores de la República de Colombia:

El movimiento Ambiente Democrático, corriente ecologista del uribismo, se dirige a Ustedes para manifestar su rechazo frente a los últimos ataques perpetrados por el grupo terrorista de las FARC a la infraestructura petrolera del país, los cuales, han dejado graves consecuencias económicas, sociales y ambientales.

Según la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), en lo que va de 2014 la industria petrolera ha perdido $460 millones de dólares, por cuenta de lo que se ha dejado de recibir por ventas y regalías. Ecopetrol, por su parte, reporta que para el primer semestre del año sus utilidades han caído en un 10,9 por ciento, en comparación con las cifras del 2013. Es tan grave la situación, que en los círculos académicos y empresariales ya se ha llegado a la conclusión de que el país no podrá cumplir con la meta de producción de un millón de barriles diarios.

Uno de los departamentos más afectados por el accionar terrorista es el Putumayo, que, recientemente, fue declarado por la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros como una de las zonas más inseguras para la actividad petrolera. Sólo en el mes de julio, las FARC han derramado más de 240 mil galones de crudo, debido a las voladuras de oleoductos y a la modalidad de arrojar el combustible sobre las carreteras.

El hecho más reciente ocurrió el pasado 25 de julio, cuando, en la vía que conduce de Puerto Asís a Orito, miembros de las FARC obligaron al conductor de un carro-tanque que transportaba aproximadamente diez mil galones de crudo, a derramar el contenido del vehículo sobre la carretera.

Los daños ambientales no se hicieron esperar, debido a que el petróleo contiene sustancias altamente peligrosas como el benceno, tolueno, etiltolueno, criseno, entre otros; el derrame de un solo galón decrudo en el agua – como fue el caso del Putumayo – genera cambios en la calidad del recurso hídrico, transformando por completo su composición y afectando las funciones naturales del ecosistema.

La capacidad de regeneración o tolerancia de los ecosistemas – máxime en el entorno amazónico que es tan frágil –se reduce al mínimo, cuando éstos han tenido contacto con el hidrocarburo, lo que genera, en el tiempo, la extinción total o parcial de la biodiversidad presente en dicho entorno.

Por otra parte, procesos como la respiración, el ciclo reproductivo y el desarrollo normal de los organismos, en general, se afectan gravemente por causa de los derrames de petróleo. En muchos casos se produce la muerte, por envenenamiento, absorción o contacto.

El petróleo puede entrar en contacto con el cuerpo humano a través de tres vías: por absorción cutánea, por inhalación, y por ingesta, en alimentos y bebidas contaminados. Debido a las sustancias cancerígenas que contiene, los daños sobre la salud humana son irreparables. Como es el caso de la vereda Maravelez de Puerto Asís, que ya reporta 150 niños y jóvenes gravemente afectados.

Después de dar este breve repaso por las consecuencias económicas, sociales y ambientales de estos atentados, nos embarga una sensación de indignación, tanto con los actores terroristas como con el gobierno nacional, cuya respuesta, a todas luces, ha resultado ineficaz.

Pero lo que más me sorprende es el silencio por parte de algunos supuestos ambientalistas y partidos que se autodenominan verdes, que lo único que tienen de verde es el nombre, esos partidos que en campaña son más ambientalistas que Greenpeace pero que con su silencio frente a estos actos reprochables y abominables, no son más que cómplices del terrorismo, los mismos que gritan que “la vida es sagrada” en campaña, pero callan cuando el terrorismo ataca a nuestros soldados, policías y nuestros recursos naturales, esos mismos hoy guardan silencio mientras que el terrorismoenvenena a nuestros ríos y a cientos de niños quienes ahora sufren las consecuencias de los actos de estos bandidos.

Hoy el movimiento ambiente democrático le dice a nuestros compatriotas en el Putumayo que no están solos y hacemos un llamado para que este tipo de actos tengan el mayor de los castigos y la más alta de las penas y se busquen y se castiguen a los responsables de este tipo de actos; recalcamos y pedimos vehementemente que se castiguen a los terroristas como debe ser y no se inicie la búsqueda de un chivo expiatorio buscando culpables en el sector privado, que en este caso son víctimas y no victimarios como se pretende hacer ver por parte de algunos sectores.

No obstante, tenemos la esperanza de que el Partido Centro Democrático, al cual pertenecemos, aplique la propuesta de Seguridad Democrática y Ecológica, contenida en el Gran Pacto Ambiental firmado el pasado 5 de junio por varios de sus líderes y que harán todo lo posible para que este caso como muchos otros no queden en la impunidad, demostrando así que el medio ambiente tiene voz legitima en el congreso que está dispuesto a defenderlo.

Atentamente,

Ambiente Democrático.

Nelson David Chávez

Representante de los ecologistas

Centro de Pensamiento Primero Colombia

Carlos Daniel Jiménez Zambrano

Coordinador comisión ecologista

Centro de Pensamiento Primero Colombia

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