DOS FRASES EN DOS ÉPOCAS

Hace cien años, cuando se iniciaba la Primera Guerra Mundial y los primeros movimientos de las tropas alemanas contra Inglaterra y demás países europeos, el Rey Jorge de Inglaterra dijo: "No es esta la hora de hablar de paz, pues esta solo se hará cuando Alemania esté completamente aniquilada".

Así tenía el señor presidente Álvaro Uribe Vélez a los guerrilleros de las Farc. Arrinconados, casi derrotados, sin futuro, obra de la decisión presidencial y del arrojo, valor y patriotismo de nuestras Fuerzas Armadas y de Policía. Había que seguir en la campaña de Seguridad Democrática hasta cuando los grupos subversivos entendieran que por las armas no conseguirían el poder.

Le negaron la posibilidad de otro período al presidente Uribe. El candidato entonces debía ser alguien que siguiera su política. Señaló, apoyó, ayudó y se empeñó con todo su esfuerzo para llevar a Juan Manuel Santos a la Presidencia para que rematara su obra de vencer y someter al enemigo de Colombia. Se equivocó el señor presidente Uribe y nos equivocamos quienes creímos en la buena fe del candidato.

Ya nadie sale tranquilo por las carreteras de Colombia como lo hacíamos hace cuatro años. Ya nadie se atreve a visitar los Llanos Orientales para ver y sentir su riqueza. La inseguridad y el peligro ya no lo permiten.

Visitar el departamento del Cauca es un imposible. El Bajo Cauca antioqueño está en poder de los grupos subversivos. La quema de buses se volvió frecuente. La riqueza petrolera se derrama en las carreteras, los oleoductos son destruidos por la guerrilla.

Ya ni siquiera vivimos tranquilos en las ciudades como cuando Juanpa (como le gusta que le digamos) subió al poder.

Todo el esfuerzo y sacrificios se han perdido, volvimos a los tiempos de las peores arremetidas de los grupos de narcotraficantes y terroristas que estaban diezmados hasta cuando llegó Juanpa (como le gusta que le digamos) al poder.

La otra frase, del agente de policía John Luis Barrios Mendoza, oriundo de Barranquilla, cuando salió a prestar sus servicios a la Patria y a todos los colombianos dijo: "Salí a trabajar en el nombre de Dios y si no regreso es porque me fui con Él".

Y se fue con Dios por la arremetida violenta y contra todos los principios del respeto a la vida, a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario.

Mientras nuestros policías se sacrifican por la patria y por todos los colombianos, Juanpa (como le gusta que le digamos) se muestra indiferente, no ha pronunciado palabra, no le interesa molestar a sus nuevos amigos asesinos, si de pronto se mostrara fuerte eso no debe complacer a los jurados del Premio Nobel.

Eso sí, manda a sus funcionarios y a sus amigos, a la vez amigos de las Farc, a insultar y a calumniar a su mentor que le sirvió para llegar a la Presidencia de la República.

Es que Juanpa (como le gusta que le digamos) es consciente y sabe que no merece el título de Señor Presidente, por eso prefiere el que le puso una señora durante la campaña.

Soy capaz de seguir apoyando a nuestras sacrificadas y heroicas Fuerzas Armadas y de Policía.

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