El alcalde Petro va cuesta abajo

Como en la canción del famoso cantante Argentino Carlos Gardel, fallecido en un accidente en la ciudad de Medellín en 1935, se puede decir que el Alcalde de Bogotá Gustavo Petro va cuesta abajo, porque los últimos acontecimientos así lo dicen, comenzando por el fallo de la Corte Constitucional que ordena reabrir la plaza de Santamaría en 6 meses, para las corridas de toros como se han realizado durante más de ocho décadas, dicho escenario fue cerrado por el burgomaestre hace dos años al rescindir el contrato que tenía con la corporación plaza de toros, dejando sin empleo a miles de personas, desconociendo no solo las leyes nacionales, sino haciendo que el país viole normas internacionales de la OIT, UNESCO y la declaración de las Naciones Unidas de 1992 aprobada por consenso, que se refiere a las minorías las cuales deben de ser protegidas por el estado en su tradición cultural que es el caso de la tauromaquia.

Dentro del gremio taurino hay desconfianza frente a Petro, porque consideran que no cumplirá el fallo y por eso los novilleros han continuado en la huelga de hambre, que realizan al frente de las instalaciones de la Santamaría, ya que lo que busca el Alcalde es dilatar al máximo la reapertura del coso, con el argumento de que necesita una remodelación que incluirían cambios en la estructura, trabajos que tardarían varios meses, buscando no abrir la plaza durante el tiempo que le queda como primera autoridad de Bogotá.

Dentro de las argucias de la Administración Capitalina, se habla de buscar una consulta popular para prohibir la fiesta brava en todo el país, lo cual sería un exabrupto ya que paralelo a eso, se podrían impulsar referendos en contra de las minorías religiosas, étnicas o lgtb, con lo cual el país se convertiría en un paria para la comunidad internacional.

Petro producto de su chambonearía ha cosechado no solo la derrota jurídica por la Santamaría, sino que fue sancionado económicamente por la superindustria por el fallido esquema de basuras, además tiene investigaciones por la maquina tapahuecos cuya eficiencia está en veremos, también miembros de la familia del alcalde son investigados por intervenir en la contratación pública, y en la racha de anomalías en Bogotá con Petro se incluyen las denuncias sobre un cartel de comparendos desde la secretaria de movilidad, con el agregado de que está por definirse la destitución que profirió el Procurador en el mes de diciembre del año pasado en su contra, en donde en una leguleyada el alcalde se apoyo en medidas cautelares de la comisión interamericana de derechos humanos, cuyo origen no es vinculante y solo son recomendaciones, que no son de obligatorio cumplimiento ya que varios gobiernos de la región no las han acatado.

Todo lo que sucede con el Alcalde de Bogotá es el resultado de su terquedad y soberbia, que lo ha llevado a un desgaste político, por eso es muy difícil que vuelva a convocar movilizaciones a la plaza de Bolívar o a cualquier otro sitio, como sucedió cuando fue destituido por el Procurador, pues frente a la huelga de hambre de los novilleros invito a los antitaurinos y animalistas para sabotear la legítima protesta con manifestaciones y estas se han convertido en rotundos fracasos, a ello hay que agregar que su respaldo al Presidente Santos en la anterior campaña electoral hizo que buena parte de los que lo apoyaban se le ahuyentaran.

No hay que olvidar que los Sindicatos de los toreros que realizan la protesta han tenido la solidaridad y el acompañamiento de una buena parte del sindicalismo Colombiano, en cabeza de la CGT(confederación general del trabajo) y de la federación que agrupa organizaciones del arte, la cultura, el espectáculo y la comunicación cuyo nombre es UTRECOL quienes independientemente de la actividad que realizan los trabajadores brindan asesoría y respaldo.

Como se diría coloquialmente con el problema de los toreros, al Alcalde Petro, el enano se le creció, ya que la situación de una profesión que no debió ser prioritaria para su administración, con el cierre de la plaza de toros en primer lugar la convirtió en un conflicto laboral, luego en una persecución cultural, terminando en su peor golpe político desde que asumió la Alcaldía, anunciando hace algunos días que si en fallo de la Corte Constitucional le era adverso, dándole la razón a los taurinos, el se iría de administración, lo cual muchos están esperando.

Todo lo que le ha acontecido al Alcalde de Bogotá es el resultado de la improvisación y la falta de dialogo, porque para cualquier determinación sobre la Santamaría debería haber realizado una consulta previa con los sindicatos taurinos como manda el convenio 169 de la OIT, que es extensivo a las minorías culturales, pero no la hizo y ahí tiene los resultados, demostrándose que no se puede subestimar por parte de los gobernantes a ningún sector de la población por humilde o minoritario que sea.

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