El descaro del show de los acuerdos

Se ha visto en la historia política mundial casos de desfachatez en el uso de la publicidad (propaganda en el siglo pasado) para amedrentar a las masas hacia el objetivo del mensaje único de los regímenes totalitarios. El Nazismo y el Stalinismo fueron las versiones más eximias de esa estrategia.

Resulta que en 1989 el régimen soviético se derrumbó, con la caída del muro de Berlín se agotó la última instancia totalitaria global, pero siguieron existiendo nichos de resistencia del Stalinismo como Corea del Norte y Cuba.

Ah ¡pero el comunismo es perverso y creó el Foro de Sao Paulo con una estrategia venal de llegar al poder por la vía electoral, y una vez allí instaurar un régimen autoritario que constriña las libertades: el Socialismo del Siglo XXI. La cartilla que ha utilizado el Foro para esa toma del poder es ya ampliamente conocida, y ella se ajusta a la conveniencia de cada país.

Colombia, bien sabemos, es el único país en el que todavía existe un movimiento guerrillero, que en sus distintas vertientes se dicen marxistas-leninistas, pero que bien sabemos, que son narcoterorristas, siendo las Farc el cartel narcotraficante más grande del mundo.

Pues bien la importancia geopolítica de Colombia es innegable y por ello el interés del castrochavismo en obtenerla como botín. Cuando ya el país estaba emocionalmente entregado a la realidad de ser Estado fallido, surgió un estadista que convenció al pueblo colombiano que había que luchar, y que esa lucha sería triunfadora contra el narcoterrorismo, ese líder fue Álvaro Uribe Vélez y efectivamente  arrinconó a las Farc a sus aliviaderos fronterizos en las que las dictaduras vecinas les daba protección.

Pero el castrochavismo siempre tiene su plan B: Juanhampa, se infiltró en el uribismo, apareció como el más antichavista, llegó a la Presidencia de la República, y de inmediato se abocó a entregar Colombia a “sus nuevos mejores amigos”, el castrochavismo, de allí nació el farcsantismo.

Fruto de este surgimiento son los mal llamados diálogos de paz en La Habana, que en realidad son una Constituyente de facto donde Juan Manuel Santos organiza la entrega del Estado a los sediciosos castrochavistas.

En una farsa que según el propio JMS llevaría meses y ya pasa de dos años, ante la rabieta de las Farc porque Juanhampa no le termina de concederle todo lo que ellas exigen, comenzaron a publicar en páginas tan intrínsecamente de ellas como ANNCOl, los documentos que certifican la entrega de JMS a las Farc. Quizás la casualidad de encontrarse el Presidente traidor en la ONU, ante presiones exteriores, de si lo que decía las Farc eran ciertos o no, tuvo que publicar los fulanos acuerdos.

Es allí donde nace la estrategia publicitaria staliniana del gobierno de aparecer como un eximio defensor de la democracia, cuando está entregando el país a los narcoterroristas. Veamos ,solamente voy a dar dos ejemplos respecto a ello, copiados de un sesudo análisis del Senador José Obdulio Gaviria:

1). “Es importante ampliar y cualificar la democracia como condición para lograr bases sólidas para forjar la paz”.

La democracia es un sistema perfectible obviamente, pero el gobierno cae acá en un sofisma beneficioso para los narcoterroristas, para lograr la paz se requiere que los subversivos acepten dejar su condición terrorista, con las clausulas ya conocidas de entrega de armas, rendición y reincorporación al Estado de derecho, y no lo que expresa este estrafalario texto que pone como condición para que las Farc acuerden la paz unas reformas a la democracia colombiana, que de paso no se sustentan ni detallan.

2). “La firma e implementación del acuerdo final…. Implicará la dejación de armas”

Esto es un eufemismo que implica la doblegación del Estado ante las Farc, éstas deben ENTREGAR  las armas que es muy diferentes a dejarlas (¿dónde, cuándo, con quién?)

Y finalmente el sapo mayor y que desmiente al farsante Presidente:

3). “El Gobierno Nacional establecerá un nuevo Sistema Integral de seguridad para el Ejército y la Policía”

Una concesión ridícula e inaceptable a las Farc, pues las Fuerzas Militares, bajo ningún argumento deben ser tocadas por iniciativa de los tales acuerdos de paz.

¿No que las Fuerzas Militares son intocables?

Peor lo que el senador José Obduilo Gaviria ha develado: Todo lo atinente al debate sobre reforma política que actualmente se está llevando a cabo en el Senado, no tiene nada relacionado con los acuerdos que el Gobierno ya acordó con los narcoterroristas, luego cabe la pregunta: ¿El gobierno se burla del Parlamento o se burla de las Farc? O, lo que creo, el gobierno y las Farc se burlan de todos los colombianos, por lo tanto el show de la publicación de los acuerdos es un descaro.

Director editorial pensamientocolombia.org

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