Seguimos esperando la verdad, doctor De la Calle

"Millones de colombianos no aceptarán que el Estado y las Farc son partes iguales."

Respetado Doctor De la Calle:

Los hechos de los últimos días me motivan a dirigirme a usted de nuevo para insistirle, con todo respeto, en la necesidad de que se le informe a los colombianos cuál es el verdadero estado actual de las conversaciones en Cuba.

La distancia que existe entre las afirmaciones del Gobierno en esa materia , y las posiciones que han fijado las Farc , en comunicados recientes, son inmensas.

Para entender este momento no es suficiente decir que una cosa es lo que dice esa organización terrorista en sus apariciones públicas y otra lo que pasa en la mesa.

Aún aceptando, en gracia de discusión, que ese intento de explicación puede tener algo de cierto, es imposible hacer caso omiso del contenido de los textos mediante los cuales las Farc desmienten el optimismo del Gobierno.

En estos días han dicho que “no estamos en la recta final”, que conceptos como “transición”, “desmovilización” y “entrega de armas” no existen en el acuerdo de La Habana, y que lo normal sería “no crear falsas expectativas”.

Además han insistido en que apenas hay “acuerdos parciales”, no definitivos, y reiteran que no aceptan el marco jurídico para la paz por cuanto es una acción unilateral del Estado.

Como si fuera poco, al anuncio de la creación del “comando de transición”, que tiene el objetivo de estudiar la desmovilización y entrega de armas de la guerrilla, respondieron con el “comando guerrillero de normalización” para que analice el desmonte de los batallones de contrainsurgencia, la reducción del pie de fuerza y reformas a la doctrina militar.

Sería, Doctor De la Calle, una gran ingenuidad esperar que ya se hubiera producido el milagro de dialogar en Cuba sobre bases conceptuales idénticas.

Eso no ha sucedido, ni ocurrirá.

Millones de colombianos no aceptarán que el Estado y las Farc son partes iguales, para poner solo un ejemplo, posición en la que tanto insiste dicha organización.

Claro que las diferencias entre los interlocutores son profundas, seguirán existiendo, y los esfuerzos políticos reclaman fuertes dosis de pragmatismo.

Pero, como decía uno de los grandes de mi tierra, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Ahora hay que explicarle a la opinión pública, que se encuentra escéptica porque, a pesar de su disposición para apoyar el proceso, rechaza que las Farc hagan terrorismo al mismo tiempo que hablan de paz, donde se está y qué puede realmente esperarse.

En la práctica, de lo que se trata es de que las expectativas correspondan a la realidad.

Si no es así , puede suceder lo que ya ha ocurrido en el pasado: que la ciudadanía, cansada por el terrorismo y la falta de resultados, reclame que se ponga fin a las conversaciones.

Por eso es tan importante conocer la verdad, Doctor De la Calle.

Seguimos esperándola.

Reciba mi saludo respetuoso.

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