WIKILEAKS CRIOLLO

Lo último que se ha sabido del hacker Andrés Sepúlveda, alentado por su propia mente truculenta, raya en lo conspirador y casi que en lo paranormal, como si se tratara de un wikileaks criollo que no cuaja bien.

Lo triste de este asunto es que por debajo de cuerda debe haber muchos esperando sacar réditos. Claro, prender cualquier ventilador es muy rentable para los intereses que tengan. Poner en boca de muchos acusaciones a políticos es toda una delicia. Pero adivine: todo un país termina chupando y como consecuencia, creyendo cada vez menos en la política.

¿Quién es pues este tipo que cree que con sus declaraciones va a desestabilizar a un país? Probablemente alguien que busca hacer creer el cuento de que su inteligencia es superior al común denominador del pueblo. Una inteligencia tan superior que supuestamente es capaz de pescar la información más encriptada y ultrasecreta. Como quien dice, en el búnker de la Fiscalía está detenido el que sabe el secreto del Santo Grial, el adalid de la inteligencia, la sumatoria entre la CIA la KGB, el Mossad e incluso la Stasi.

El rollo de Sepúlveda está envuelto en dudas. El hombre no parece un presunto criminal sino una estrella mediática. ¿De cuando acá una persona que afronta un proceso judicial tiene tanta facilidad para hablar con los medios de comunicación sobre los puntos más delicados por los que lo investigan? Es como si tuviera agenda pública donde es viable hasta convocar a los medios a su gusto y antojo. Solo faltó hacer una rueda de prensa. Sumémosle esto: por arte de magia, a algunos congresistas les llegó anónimamente copia del supuesto cuaderno del hacker. Un morro de manuscritos llenos de anotaciones que no dicen nada distinto a lo que todo Colombia sabe. Es más, escritos que muestran hasta criollismo. Por ejemplo, se lee: "En contra del proceso de paz… Grupo Salpicón=buscar integrantes (SIC)". Hasta trovadores estuvieron en la mira del hacker. ¿Quién se encargó de las fotocopias y de repartirlas? Buena pregunta, porque simplemente para ilustración un detallito, se rompió toda la reserva sumarial y la cadena de custodia de las pruebas. Es como si a punta de especulaciones quisieran que este personaje cobrara una relevancia y fama mayor que la de James Rodríguez, para buscar la indignación de muchos y así, enredar cada vez más la pita. ¿Será que por medio hay un arreglo que lo favorezca?

El asunto es muy sencillo: la difamación se convirtió en el arma política por excelencia y usar a unos pseudo expertos informáticos es el camino de moda. Por eso han hecho de Sepúlveda la gran diva. Algunos dirán que toda esta novela tiene bases reales y que tras de ella hay personajes oscuros e incluso hasta una logia bizarra cual mano negra. Eso es como descubrir quién es masón y quién no, al mejor estilo Hollywood. Más allá de saber quién o quiénes están detrás y de encontrar culpables, inocentes acusados o pagotes, es mejor hacer una reflexión sobre el plano al que ha caído la política colombiana: un plano lleno de maniobras chantajistas y difamatorias para doblegar a otros y someterlos al escarnio público, acabando con cualquier ejercicio democrático de equilibrio de poderes, de oposición con argumentos e incluso de apoyo a cualquier iniciativa de interés nacional como la paz.

En resumen, verdad, fantasía, truculencia, conspiración, intereses personales, manos negras, lo que sea, hoy estamos a merced de un personaje que probablemente, como si estuviéramos en una especie de wikileaks criollo, quiere pasar a la historia como el gran hacker colombiano, esperando tal vez que le hagan una película o una serie de esas que muchos se ven por morbo. Definitivamente, ¡que viva la patria boba!.

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