Es mejor un buen acuerdo

No hay duda de que el entendimiento al que llegaron el martes pasado los gobiernos de Colombia y Panamá es la mejor salida a un impase que amenazaba con deteriorar las relaciones con el istmo y podía haber traído graves consecuencias económicas y comerciales.

Como se recordará, Bogotá incluyó a comienzos de octubre al país vecino en la lista de paraísos fiscales, una determinación que cayó mal en el gobierno de Juan Carlos Varela, el cual estudió posibles retaliaciones que, afortunadamente, no se concretaron.

Sin entrar a considerar los elementos que nos llevaron a este punto, lo importante es que las dos naciones firmaron un memorando de entendimiento “que sienta las bases para la negociación de un tratado de doble tributación que incluirá una cláusula de información financiera con los estándares de la Ocde”, según reza el comunicado oficial. Esto es lo que el Ministerio de Hacienda había pretendido desde hace meses.

Una vez culmine esa labor, Colombia tendrá un nuevo instrumento para combatir la evasión de impuestos de sus nacionales. Como se ha recordado hasta el cansancio, tener dinero o inversiones en el exterior no tiene nada de malo, mientras los bienes se le declaren al fisco. Puesto de otra manera, aquí sí que se aplica aquel refrán que reza que “el que nada debe nada teme”.

Por tal motivo, es tarea de la Dian conseguir que los capitales en la sombra entren en el universo de contribuyentes. La forma de hacerlo es establecer canales a nivel gubernamental, algo logrado con un buen número de Estados y territorios a lo largo de los últimos meses, que han aceptado cooperar con la Administración colombiana. Salir de la llamada lista gris, que implica evitar una serie de castigos pecuniarios.

En lo que atañe a Panamá, este dejó de ser calificado como paraíso fiscal bajo el entendimiento de que el compromiso de la presente semana se va a cumplir. Si ese no llegara a ser el caso, no habrá más camino que recurrir de nuevo a las sanciones, pero es de esperar que la sensatez que primó en la oportunidad actual siga siendo la norma en el manejo de los asuntos con una nación con la cual nos unen tantos lazos afectivos e históricos.

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